Heather Harrison es una joven maestra de la escuela St. Augustine en Ponoka (Edmonton, Canadá) de origen luterano, que en Pascua de 2024 se hizo católica. Normalmente los protestantes que se hacen católicos, al tener un bautismo válido, no requieren volver a ser bautizados, pero en el caso de Heather estaba sin bautizar, así que esta Pascua fue la de su bautismo.
El portal de la diócesis de Edmonton contó su testimonio.
«Llevo cuatro años trabajando en una escuela católica y he visto muchas cosas maravillosas. Mis alumnos tienen valores realmente hermosos y siempre he querido ser un buen modelo para ellos. Hubo algo que me retuvo durante mucho tiempo, pero anhelaba una relación más profunda con Jesús. Tenía un poco de relación con Cristo, pero nada como la que tengo ahora», reconoce la maestra.
No estaba sola
«Crecí como luterana, pero lo dejé en secundaria. La fe siempre ha sido parte de mi vida, pero quería que tuviera más significado, más cercanía. Para mí es importante tener cercanía con nuestro Señor y eso lo he encontrado en la Iglesia Católica. Cuando hablas con alguien católico, te das cuenta de que son muy fuertes en su fe y eso me intrigaba», reconoce.
El verano pasado, a su madre le diagnosticaron un tumor cerebral, que fue determinante para que ella se refugiara en la fe. «Me sentí reconfortada al saber que no estaba sola. Necesitaba a alguien y tenía a Jesús. Tenía mucho consuelo al saber que los planes de Dios no estaban en mis manos«, comenta.
Heather en su bautizo, durante la Pascua de 2024.
Ver la fe de su madre durante la enfermedad le ayudó en su propio camino de fe. «Ella creció como luterana. Cuando se enfermó, volvió a Jesús y dijo: ‘La fe es muy importante, tengo mucho miedo y no sé qué más hacer».
«Recuerdo ir hasta el hospital. Mi padre conducía y yo estaba sentada con mi madre en el asiento trasero. Recé el Ave María unas 30 o 40 veces. ¡No sabía qué más podía hacer! Me sentí reconfortada y tuve la sensación de que ella iba a estar bien. Desde que recé las Avemarías hasta después de la cirugía, supe que ella iba a estar bien. ¡Creía en un milagro! Y ahora, mi madre está muy bien», relata.
«Encuentro hermoso el énfasis en María de la fe católica. No se oye hablar tanto de ello en otras denominaciones cristianas. Antes de hacerme católica, tuve el placer de ser parte de un «rosario viviente». Fue una experiencia poderosa. Al habernos criado en un hogar luterano, no usábamos rosarios. En el colegio, cada niño era una cuenta, como si fuera parte de un rosario muy grande, y, luego, nos colocamos en forma de rosario y cada uno rezaba a medida que se cercaba a los demás. No era sólo simbólico, era algo tangible», explica.
La relación con sus alumnos también ha jugado un papel importante en su fe. «Otro profesor me llamó al pasillo para decirme algo y cuando volví los niños estaban por todas partes. Entonces, les pregunté: ‘si no estoy en clase, ¿ante quién debéis rendir cuentas?’. Y, un niño, me dijo: ‘Ante Dios, quiero seguir el camino de Jesús y ser una buena persona, incluso cuando nadie me esté mirando’. Me desconcertó la respuesta profunda de ese niño», dice.
«Tuve que superar el obstáculo mental de pensar que igual no estaba destinada a ser católica, porque yo no nací católica. ¿Estaría tomando esta decisión por mí misma? Pero, estoy agradecida, me alegro de haber elegido esto. Estoy realmente emocionada de estar en esta situación. No voy a mentir», reconoce.
Sobre el apoyo de sus padres, la joven comenta que ha sido importante. «Mi madre creció como luterana y mi padre como protestante. Tenían dudas sobre algunas cosas. Es un poco diferente para ellos, pero estaban muy orgullosos de mí y felices de que haya tomado esta decisión, saben que siempre quise tener este camino de fe y esa cercanía con Dios. Mis padres realmente disfrutaron en la vigilia», asegura.
Si alguien duda, que mire esto
«Al no ser católica y tener que asistir a misa en el colegio, yo iba a recibir mi bendición durante la comunión, aunque nunca llegaba a formar parte del todo de los católicos. No podía experimentar la plenitud de la misa«, reconoce la joven maestra.
A Heather le sorprendió mucho conocer la historia de la Virgen de Guadalupe y el milagro eucarístico de Buenos Aires. «Vimos un vídeo sobre eso y pensé que era lo más sorprendente. Pensaba, ‘bueno, si alguien duda de la Eucaristía, ¡miren esto!'», comenta.
«Mis padres estaban muy orgullosos de mí y felices de que haya tomado esta decisión», dice la joven maestra (foto: junto a sus padres y a un sacerdote).
«Recuerdo haber caminado hasta el sacerdote para recibir la comunión y sentir una sensación de felicidad. Algo que me llamó la atención de la vigilia fue lo que dijo el arzobispo Smith: ‘Todos hemos sido llamados a la fe y hay un lugar para nosotros’. Eso me llamó mucho la atención, al igual que a mi madre. Si sienten el llamado, sigan viniendo a la Iglesia y rodeándose de personas de fe», anima a otros la joven.
PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
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