La oración de la Iglesia no es rechazada a nadie. Pero nunca se puede abusar de él para convertirlo en una legitimación del pecado, de la estructura del pecado, o incluso de la ocasión inminente del pecado.
La oración de la Iglesia no es rechazada a nadie. Pero nunca se puede abusar de él para convertirlo en una legitimación del pecado, de la estructura del pecado, o incluso de la ocasión inminente del pecado.
More Stories
La justicia confirma la sentencia contra el obispo Zanchetta, para quien el Papa creó un cargo en el Vaticano
Permítanme debatir con un novel canonista
García-Gallardo: «Vox me apartó de las negociaciones con la Junta tras el protocolo antiaborto»