05/07/2024

MIÉRCOLES 3 DE JULIO DE 2024 (XIII SEMANA TO CICLO B): NO SEAS INCRÉDULO

MIÉRCOLES 3 DE JULIO DE 2024 (XIII SEMANA TO CICLO B): NO SEAS INCRÉDULO

Lectura del santo evangelio según san Juan (20,24-29):

Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían:
«Hemos visto al Señor».
Pero él les contestó:
«Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo».
A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo:
«Paz a vosotros».
Luego dijo a Tomás:
«Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente».
Contestó Tomás:
«¡Señor mío y Dios mío!».
Jesús le dijo:
«¿Porque me has visto has creído? Bienaventurados los que crean sin haber visto».

NO SEAS INCRÉDULO

Tomás, los otros discípulos le decían: “Hemos visto al Señor”

El Señor no puede ser visto y reconocido sino en la misma comunidad, allí donde “dos o tres se reúnen en mi nombre” (Mt. 18,20). Inútil buscar al Señor en el aislamiento. Fue lo que le pasó a Tomás: se había separado de sus compañeros, no creyó en su testimonio.

Está claro que Tomás simboliza a toda esa multitud de hombres y mujeres, que a lo largo de los siglos creeremos por el testimonio de otros. Así lo indica la frase: “Felices los que crean sin haber visto”.

Pero él contestaba: “Si no veo en sus manos la señal de sus clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo”.

Tomás busca experimentos de Dios, -meter los dedos, tocar- y no experiencias de Dios. Se equivoca. Dios no es experimento sin experiencia; y en ésta, la iniciativa la lleva Él.

A los ocho días estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos; llegó Jesús, estando las puertas cerradas…, se puso en medio de ellos y dijo: “Paz a vosotros”. Luego dijo a Tomás: “Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente”.

Tocar el costado de Cristo y reconocer esa llaga era una invitación a salir del aislamiento. La fe surge del encuentro con los hermanos y viendo a los hermanos vemos a Cristo resucitado. Ahora el cuerpo de Jesús es la comunidad; en la medida en que toquemos ese cuerpo sufriente y lo reconozcamos como nuestro, descubriremos a Cristo resucitado. Ahí es donde debemos adorarlo y servirlo.

Contestó Tomás: “¡Señor mío y Dios mío!”

Jesús le dice: “¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto”.

Es grandioso decir, dichosos los que creen sin haber visto, pero todos queremos ver las marcas y leer las etiquetas primero.

El hombre de fe ni ignora lo bastante como para ser un irresponsable, ni sabe lo suficiente como para vivir seguro. La fe no es una explicación para suprimir la inseguridad, sino una fuerza para soportarla.