Este domingo el Papa Francisco ha predicado en la misa de la solemnidad de Cristo Rey del Universo. Estaban en la basílica de San Pedro numerosos jóvenes portugueses y coreanos, porque los europeos entregaban a los asiáticos la Cruz de los Jóvenes y el icono de la Virgen Salud del Pueblo Romano, los símbolos de las Jornadas Mundiales de la Juventud, que recorrerán ahora Corea y otros países de Asia.
El Papa Francisco, en su homilía, ha querido destacar que el juicio final lo ejerce Cristo, con justicia y clemencia.
«Muchos males que nos afligen son obra del hombre, engaño del Maligno, pero todo será sometido, al final, al juicio de Cristo, Rey justo y misericordioso. Él nos deja libres, pero no nos deja solos», ha proclamado hacia el final de su sermón.
El Papa animó a contemplar a Cristo, «una contemplación que eleva y entusiasma», aseguró.
Para superar las inquietudes, animó a jóvenes y mayores a reflexionar, a la luz de la Palabra de Dios sobre tres desafíos:
– las acusaciones,
– la necesidad de consensos
– y la verdad.
Resumen de la mañana de Cristo Rey del Universo en 90 segundos:
No rendirse ante las acusaciones
Sobre las acusaciones, Francisco ilustró a un Jesús en el banquillo de los acusados, como explica el Evangelio, ante Poncio Pilatos, símbolo del poder. Jesús, dijo, «no tiene miedo, no se deja atemorizar, ni tampoco se rebela; sino que permanece fiel a la verdad que ha anunciado, hasta llegar al sacrificio de su propia vida».
También nosotros podemos ser acusados por seguir a Jesús. «Antes o después, las críticas y las acusaciones falsas caen y los valores superficiales que las sostienen se revelan por lo que son, ilusiones. No se dejen embriagar por las ilusiones, sean concretos», exhortó el Pontífice.
Muchos jóvenes coreanos y portugueses escuchan al Papa Francisco en la misa de Cristo Rey.
No ceder al consenso de los poderosos
Muchos ceden a la lógica del poder y llaman consenso al apoyo de los poderosos. Se amoldan al afán de la fama, el reconocimiento, la aprobación, a “abrirse paso a codazos”, a competir, fingir, hacer concesiones y traicionar los propios ideales por un poco de visibilidad.
El Papa, por el contrario, exhortó: «No se dejen engañar por quienes, engatusándolos con vanas promesas, en realidad quieren manipularlos, condicionarlos, usarlos para sus propios intereses. No se conformen con ser “estrellas por un día”, estrella en las redes sociales o en cualquier otro contexto». Animó especialmente a los jóvenes a ser sinceros y transparentes y a brillar en «el cielo de Dios, donde el amor infinito del Padre se refleja en nuestras innumerables y pequeñas luces».
Saliendo del yo, dar testimonio de la verdad
El Papa señaló que Dios ama a cada uno ya, y que no tiene sentido engañar ni engañarnos. «Cristo vino al mundo para dar testimonio de la verdad», recordó. Animó a evitar la mentira del «yo» autosuficiente, del «‘yo’ conmigo, siempre ‘yo’, que no tiene la capacidad de mirar a los demás, de hablar con los demás».
Por el contrario, «Cristo es el camino, la verdad y la vida, despojándose de todo y muriendo desnudo en la cruz por nuestra salvación; nos enseña que sólo en el amor podemos también nosotros vivir, crecer y florecer en nuestra plena dignidad».
Jóvenes portugueses llevan la Cruz de la JMJ.
La entrega de los signos de la JMJ
Sobre la entrega del icono de la Virgen y la Cruz de los Jóvenes, dijo: «Ustedes, jóvenes coreanos, recibirán la Cruz, el Señor, la Cruz de la vida, el signo de la victoria, pero no solos. Lo recibirán con su Madre. Es María quien nos acompaña siempre hacia Jesús; es María quien en los momentos difíciles está junto a nuestra Cruz para ayudarnos, porque Ella es Madre, Ella es nuestra mamá».
Se entregan estos símbolos para invitar «a vivir y llevar el Evangelio a todos los confines de la tierra, sin detenernos y sin desanimarnos, levantándonos después de cada caída y sin dejar nunca de esperar».
Y añadió: «Mantengamos los ojos fijos en Jesús, en su Cruz, y en María, nuestra Madre. De esa manera, aun en las dificultades, encontraremos la fuerza de seguir adelante, sin temer las acusaciones, sin necesidad de consensos, felices de ser para todos, testigos de la verdad, en el amor».
En la basílica estuvieron presentes un centenar de jóvenes portugueses, acompañados por el patriarca de Lisboa, Dom Rui Manuel Sousa Valério, y por el cardenal Américo Manuel Alves Aguiar, coordinador general de la JMJ en Lisboa, y un centenar de jóvenes coreanos , acompañado por el arzobispo de Seúl, Peter Chung Soon-taek, y el obispo coordinador general de la JMJ para la edición de 2027, Paul Kyung Sang Lee.
PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
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