Conviene recordar, antes de que finalice la Cuaresma, en aras de vivirla con mayor plenitud, que nos solemos olvidar de uno de los puntos cardinales del catolicismo, que es cuidar de “los pequeños”, véase de los pobres, los desvalidos, los enfermos, los que están solos, los cautivos, los marginados, los que pasan hambre y sed de justicia, etcétera.
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