El prefecto emérito de la Doctrina de la Fe, el cardenal español Luis Francisco Ladaria, el 22 de febrero de 2021, respondió a unas «dubia» sobre si la Iglesia tenía poder para impartir la bendición de uniones de personas del mismo sexo. La respuesta del prelado fue negativa y así lo ratificó también el Papa Francisco.
Dos años después se han formulado por parte de un grupo de cardenales otras «dubia» al Papa sobre este mismo tema, que también ha contestado Francisco, y de cuyos planteamientos se hace eco el obispo de Orihuela-Alicante, José Ignacio Munilla, quien ha ofrecido un vídeo explicativo sobre la que es, a su modo de ver, la postura de la Iglesia.
Respuestas «universales» y «valientes»
El obispo comienza defendiendo que el mensaje de la Iglesia debe ser siempre constante y universal. «Cuando Jesús habló de la indisolubilidad del matrimonio, y la Iglesia lo predica hoy, lo tiene que predicar en sitios donde la poligamia está asumida culturalmente o donde es más fácil predicarla. La clave es que estamos ante un recurrente dilema entre ‘verdad’ y ‘caridad’, y eso es lo que nos divide. O confesamos una verdad de forma hiriente, faltando a la caridad, o proclamamos una caridad complaciente», comenta.
Otro tema importante para Munilla es que Dios bendice a las personas pero no sus actos pecaminosos. «Decía San Agustín: ‘Dios nos toma como somos pero nunca nos deja como somos’. Dios te ama como eres pero cuando te dejas amar te transforma, te santifica. Dios bendice a los pecadores pero no los pecados (…). Dios puede tener paciencia en nuestro caminar pero no puede bendecir un camino que vaya en la dirección equivocada», señala.
«Tenemos que tener valentía para proclamar qué es lo que la Iglesia Católica cree en la verdad moral sobre la homosexualidad. De la misma forma que el Catecismo dice que las personas homosexuales deben ser acogidas con respeto (…), dice, también, con respecto a los actos homosexuales que son intrínsecamente desordenados, contrarios a la ley natural (…), que no pueden recibir la aprobación en ningún caso. La Iglesia distingue entre las personas y los actos», explica el obispo.
Tres razones para no bendecir parejas homosexuales
Munilla explica en este punto los tres motivos por los que no se pueden bendecir uniones homosexuales. «El primero es que las bendiciones son acciones litúrgicas que exigen una consonancia de vida con aquello que significa; una bendición sobre una relación humana exige que esta relación esté ordenada con el designio de Dios. Por eso, otro tipo de uniones, que no necesariamente sean homosexuales pero sí irregulares, tampoco pueden recibir una bendición», comenta Munilla.
«La segunda razón es que el designio de Dios con respecto al amor conyugal es el de un hombre y una mujer abiertos a la transmisión de la vida. Eso no acontece en una unión homosexual. Y, el tercer motivo, sería que esa bendición es una simulación sacramental. La encíclica Amoris Laetitia dice que no existe ningún fundamento para establecer analogías remotas entre las uniones homosexuales y el matrimonio y la familia», explica el obispo.
Las respuestas de Ladaria en 2021
Sobre las respuestas de 2021, Munilla comenta que fue muy explícita. «La declaración que hizo el cardenal Ladaria, y confirmada por el Papa, fue muy clara y muy diáfana. El Evangelio es nítido y sencillo, esto que estoy explicando lo entiende un catedrático y una persona que no ha hecho el graduado escolar», dice el obispo.
«Aquel documento dice que el Papa dio su asentimiento a la respuesta de Ladaria. Subrayo esto porque el Santo Padre está diciendo que la Iglesia no tiene poder para impartir la bendición a las uniones homosexuales, no es que no quiera (…), es que no tiene autoridad la Iglesia y no puede cambiarlo. No puede venir un sínodo y cambiarlo ni un concilio ni el Papa siguiente. ¿El Papa puede venir dos años después y cambiarlo? No, sería una quiebra del magisterio de la Iglesia», asegura Munilla.
Las ‘dubia’ de los cinco cardenales
Una vez analizadas las respuestas del cardenal Ladaria de 2021, el obispo de Orihuela-Alicante comenta las otras respuestas del Papa que se han publicado más recientemente sobre este tema, después de las dubia de un pequeño grupo de cardenales. Entre las preguntas que hicieron los prelados, una de ellas también se refería a la bendición de las uniones homosexuales.
En estas últimas respuestas a los cinco cardenales, dadas por el cardenal Victor Manuel Fernández, actual prefecto de la Doctrina de la Fe, se dice, respecto a la posibilidad de dar la bendición a parejas homosexuales, que la Iglesia sólo llama ‘matrimonio’ a la «unión exclusiva, estable e indisoluble entre un varón y una mujer, naturalmente abierta a engendrar hijos», y que «otras formas de unión solo lo realizan de modo parcial y análogo por lo cual no pueden llamarse estrictamente matrimonio».
«El Santo Padre está diciendo que la Iglesia no tiene poder para impartir la bendición a las uniones homosexuales, no es que no quiera (…), es que no tiene autoridad».
«Por esta razón la Iglesia evita todo tipo de rito o de sacramental que pueda contradecir esta convicción y entender que se reconoce como matrimonio algo que no es», explica. A pesar de esto, «en el trato con las personas no hay que perder la caridad pastoral que debe atravesar todas nuestras decisiones y actitudes, pues la defensa de la verdad objetiva no es la única expresión de esa caridad que también está hecha de amabilidad, de paciencia, de comprensión, de ternura, de aliento».
En el texto se dice también que la prudencia pastoral puede llevar a «discernir adecuadamente si hay formas de bendición, solicitadas por una o por varias personas, que no transmitan una concepción equivocada del matrimonio, porque cuando se pide una bendición se está expresando un pedido de auxilio a Dios, un ruego para poder vivir mejor, una confianza en un Padre que puede ayudarnos a vivir mejor».
Además, se señaló que, «si bien hay situaciones que desde el punto de vista objetivo no son moralmente aceptables, la misma caridad pastoral nos exige no tratar sin más de ‘pecadores’ a otras personas cuya culpabilidad o responsabilidad pueden estar atenuadas por diversos factores que influyen en la imputabilidad subjetiva».
El Papa aclara que esas «decisiones no necesariamente deben convertirse en una norma» y que «no es conveniente que una diócesis, una conferencia episcopal, o cualquier otra estructura eclesial habilite constantemente de modo oficial procedimientos o ritos para todo tipo de asuntos, ya que todo que lo que forma parte de un discernimiento práctico ante una situación particular no puede ser elevado a la categoría de una norma porque esto daría lugar a una casuística insoportable».
Munilla y la parte «menos clara» de las respuestas
Sobre la última parte de las respuestas de Fernández, en lo referente a que las conferencias episcopales no deben entrar en normativas sobre bendiciones de uniones homosexuales, Munilla entiende que una interpretación podría ser que «los obispos no pueden entrar» porque «ya está suficientemente claro con la declaración de hace dos años, de que la Iglesia no tiene poder para bendecir uniones homosexuales», aunque «no es esa la interpretación que los medios de comunicación han transmitido».
Sobre el «discernimiento para bendecir que se debe tener en cada caso», Munilla comenta: «Los cinco cardenales que manifestaron esas dubia han dicho que estas respuestas les generan más dudas. Ciertamente no es fácil entender, tampoco yo, qué quiere decir en concreto y cómo se entienden algunas de estas expresiones, o si lo que ocurre es que se está renunciando es a responder en concreto y se sugiere que cada uno discierna sus propias respuestas según las circunstancias; lo cual no sería de recibo», dice Munilla.
Los cardenales reformularon la ‘dubia’ y volvieron a preguntar:
«¿Es posible que en algunas circunstancias un pastor pueda bendecir uniones entre personas homosexuales, sugiriendo así que el comportamiento homosexual como tal no sería contrario a la ley de Dios y al camino de la persona hacia Dios? Vinculada a esta ‘dubia’ es necesario plantear otra: ¿sigue siendo válida la enseñanza sostenida por el magisterio ordinario universal, según la cual todo acto sexual fuera del matrimonio, y en particular los actos homosexuales, constituyen un pecado objetivamente grave contra la ley de Dios, independientemente de las circunstancias en las que tenga lugar y de la intención con la que se realice?».
Puedes ver aquí integro el vídeo del obispo Munilla.
«Las dos respuestas, dadas con dos años de diferencia, están asumidas por el Santo Padre. Y en la primera se dice que la Iglesia no tiene autoridad para impartir bendiciones a uniones homosexuales. Debemos atenernos a lo que está claro y pedir al Señor que aclare lo que no está claro», concluye Munilla.
PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
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