José Sánchez del Río, dio su vida el 10 de febrero de 1928.
Dios se valió de un pequeño muchacho para manifestar su grandeza. Tenía casi 15 años de edad. El deseo ardiente de santidad y de fidelidad a Cristo hasta el martirio prendieron en su corazón desde su más tierna edad. La gracia divina actuó sirviéndose también de una naturaleza, de un carácter claramente fuerte y decidido. Se nota en José esa unión exquisita entre la naturaleza y la gracia. Se puede decir que a pesar de su adolescencia, se encontró con el misterio de Cristo y quedó arrebatado y fascinado por Él. Se había unido a la lucha con los cristeros y cuando el caballo del general Guízar cayó muerto en la refriega del combate, le cedió su caballo diciéndole que era importante que él salvara la vida.
Capturado y atormentado para que declinara de su fe, se mantuvo firme. Ya cuando iba a ser ejecutado, le permitieron escribir una carta a su madre y en sus palabras denotan una visión trascendental de su muerte y por ello la consuela: ‘Yo muero muy contento porque muero en la raya, al lado de nuestro Señor. No te apures por mi muerte, qué es lo que me mortifica; antes diles a mis otros hermanos que sigan el ejemplo del mas chico’.
PUBLICADO ANTES EN CATOLICIDAD
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