22/12/2024

Nicolas de Villiers, de Puy du Fou: «Parece que debamos pedir perdón por tener un pasado cristiano»

Puy du Fou, el parque temático francés, muestra las raíces cristianas de Europa. Y por este motivo, molesta. Pero no se trata de convertir a nadie, sostiene su presidente, Nicolas de Villiers: simplemente, es que los hechos históricos son así. Lo mismo que evidencia el parque español hermano, situado cerca de Toledo.

Maria Gabriella Ricotta le ha entrevistado en el número de noviembre del mensual católico de apologética Il Timone sobre la razón de ser de este impresionante espectáculo para toda la familia.

Desde el 25 de enero de este año, hay un caso cinematográfico que agita el debate cultural francés. Lo que ha caldeado los ánimos ha sido la salida, en las salas francesas, de la película Vencer o morir, el largometraje que relata la historia del general François-Athanase de Charette, héroe de la Vendée el cual, en los años del Terror de la Revolución francesa, aceptó guiar la insurrección de los campesinos vandeanos, luchando con ellos hasta la muerte.

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En el combate contra las tropas republicanas en la Vendée cayeron cerca de 200.000 hombres y Charette fue encarcelado y fusilado en Nantes el 29 de marzo de 1796. Una de las páginas más negras de la historia republicana sobre la cual incumbe, desde siempre, la censura de la cultura laicista, hija de la Revolución francesa.

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Ha sido suficiente la evocación histórica de una película, muy bien realizada, para proporcionar a Charette y a sus narradores un nuevo pelotón de ejecución formado por los periodistas de la izquierda progresista y la élite cultura parisina, paladín del pensamiento único y de la cultura de la cancelación, que no saben qué hacer con la «historia magistra vitae«; es más, desearían acallarla para no revelar al hombre actual qué es y de dónde viene. Dan ganas de decir: «¡Es la historia, chaval!». Esa historia que aún despierta la curiosidad, que apasiona y conmueve, hasta el punto de llevar al cine a unas 110.000 personas en los primeros siete días, el tercer mejor resultado a nivel nacional, obtenido con un presupuesto de apenas 3,5 millones de euros.

Pero ¿quien hay detrás de todo esto y por qué tantas polémicas? Nadie nos lo puede explicar mejor que el productor de la película, Nicolas de Villiers, presidente de la Puy du Fou Films y del homónimo parque temático que surge precisamente en el corazón de la Vendée, y que ha servido de escenario a la película.

Único en su género, Puy du Fou, fundado por el padre de Nicolas, Philippe, es el segundo parque temático más visitado de Francia y de Europa. Aún poco conocido en Italia, encanta a sus visitantes, no con fábulas y tiovivos, sino con la naturaleza incontaminada que hace de escenario a la historia de Francia y de Europa, contada a través de los espectáculos producidos por Puy du Fou Films.

-Presidente, intentemos relatar a los italianos qué es, cuándo y cómo nació Puy du Fou.

-Puy du Fou nació hace 45 años, cuando mi padre, joven estudiante, soñaba con hacer algo que fuera como una película al aire libre. Y esta «película» se convirtió en realidad tomando la forma de un espectáculo. Fue un gran éxito a partir del primer año. Un espectáculo inmenso, poético, íntimo, que abraza siete siglos de historia, muy emocionante.

En 1993, la etapa prólogo del Tour de Francia se celebró contrarreloj en Puy du Fou. La ganó Miguel Indurain, quien a la postre triunfaría en París, en el tercero de sus cincto Tour. En la imagen saluda en la meta a Philippe de Villiers (n. 1949), fundador del parque, diputado, eurodiputado, secretario de Estado de Cultura con Jacques Chirac y presidente del Consejo General de la Vendée durante 22 años.

»Durante diez años crecimos solo con este espectáculo nocturno que se llama Cinéscénie. Después empezamos a desarrollar el parque, único en su género. Estamos en una pantalla natural, un bosque centenario en el que los visitantes pasean durante dos o tres días con toda la familia, pasando de un espectáculo a otro. Hay teatros al aire libre y teatros cubiertos, y cada uno acoge una época histórica distinta. Todo es espectacular, con muchos efectos especiales, como en el cine, con mucho ritmo. Los espectáculos, que duran una media de 30 minutos, son un verdadero viaje a través de la historia de Francia, que es también la historia de Europa. De los vikingos a los romanos, que son más italianos que franceses, a los galo-romanos. En resumen, se viene a Puy du Fou para vivir emociones fuertes, viajando en el tiempo y la historia.

Nicolas de Villier explica las espectaculares cifras de Puy du Fou este año: si en todo 2022 tuvieron 2.300.000 visitantes, a 5 de noviembre de 2023 ya habían superado los 2.500.000: «La fuerza de Puy du Fou es que es un parque familiar, pueden venir desde niños a abuelos y vivir juntos estas emociones».

-La película Vencer o morir, producida por Puy du Fou Films, nació de uno de los espectáculos más bonitos, La dernière Panache. En Francia se ha convertido en un caso, y es un éxito de taquilla a pesar de las críticas violentas de la izquierda francesa. ¿Cuál es la razón de tanto éxito y tantas polémicas?

Vencer o morir relata el sufrimiento de toda una región, la Vendée, y del capitán Charette. Nuestra intención era centrar la atención sobre el hecho de que la Revolución francesa, considerada por la intelligentsia de la izquierda solo como un hecho positivo y heraldo de felicidad, en realidad llevó a cometer muchas atrocidades, como en el caso de los 200.000 muertos de la Vendée. Un dato histórico sobre el que todos ya están de acuerdo.

»No se trató únicamente de un desacuerdo político; los franceses que llegaron al poder tras la Revolución decidieron que otros franceses, por el solo hecho de ser vandeanos, debían ser eliminados. Sin embargo, la Vendée no es una etnia diversa, esta visión no tiene ningún fundamento histórico ni científico. A pesar de lo cual, todos los habitantes de esta región fueron considerados, por los revolucionarios de la época, como una raza maldita que había que exterminar. Por este motivo, hombres, mujeres y niños inermes fueron masacrados.

El conde de Chanteleine’: una novela de Julio Verne ambientada en la resistencia católico-monárquica de la Vendée, que fue sometida a un siglo de ostracismo a pesar de ser obra de uno de los grandes autores nacionales franceses.

»Esto es lo que muestra la película. Vencer o morir ha levantado el velo sobre una historia que, no solo el cine no ha contado nunca, sino que tampoco ha sido estudiada en las escuelas, ni ha sido mencionada por la cultura francesa, porque arroja una sombra molesta sobre la Revolución y sus fundamentos. Desde luego no queremos, como dicen algunos, volver al Antiguo Régimen, es ridículo pensarlo. Solo queremos decir que se necesita perdonar y, para hacerlo, hay que contar las cosas como son. Se trata de decir, como en una familia, «Me has herido», y por el hecho de que yo lo digo y el otro reconoce que me ha hecho daño, existe el perdón. Pero si el otro no reconoce haberlo hecho, el perdón no puede existir, porque para perdonarse hay que ser dos. Es una cuestión dolorosa para Francia, esto explica las reacciones tan vivas.

-En la época del pensamiento único y de la cultura de la cancelación, ustedes escenifican la historia. ¿Por qué lo hacen? ¿Reciben críticas por esto?

-La realidad es que no muchas. Pero los pocos que nos critican tienen mucho espacio en los medios de comunicación. Un proverbio dice que para saber a dónde vas, debes conocer tu pasado. Según la cultura de la cancelación, para construir un hombre nuevo, más feliz, se debe cancelar el pasado. Yo no creo que sea así y creo que el artista tiene un papel de sanador, creo que debe sanar las heridas de la historia transformándolas en luz. La cultura de la cancelación quiere cancelar la historia y sus heridas, pero esto no es posible. Si tengo una cicatriz, la tengo que conservar, pero la tengo que transformar en fuerza, como hacen, por ejemplo, los grandes atletas paralímpicos.

»Puy du Fou no se detiene sobre el lado oscuro de la historia como, por desgracia, sucede a menudo en la escuela. Más bien queremos celebrar esos personajes luminosos que demostrado un impulso que llamamos heroísmo, que consiste en salir de la masa para decir «no», para ir más allá, mostrando así el camino de la grandeza. Por consiguiente, preferimos hablar de Juana de Arco y no de Hitler.

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»Cuando ves los espectáculos de Puy du Fou, sales con el corazón liviano, con el sentimiento de ser mejor, es decir, con el sentimiento de que la grandeza es accesible en la vida cotidiana. Porque nuestros héroes son accesibles, se parecen a nuestro público.

-En Puy du Fou celebran Todos los Santos y no Halloween. ¿Cuáles son las razones de esta elección, que hace que alguno arrugue la nariz?

-Halloween es un invento estadounidense. Nosotros somos franceses, europeos, con tradiciones mucho más antiguas que Halloween y la Coca-Cola. Halloween celebra brujas, cadáveres y muertos vivientes, jugando con un miedo a la muerte que no se consigue comprender por lo que se intenta convertir en burla. La fiesta de Todos los Santos es exactamente lo contrario. En la tradición cristiana no se escenifican muertos vivientes, calabazas o brujas, sino que a través de la comunión con los difuntos y con los santos que nos han abierto el camino a la verdadera sabiduría, tenemos la ocasión de elevar la mirada. Creo que es algo noble proponer y seguir a unos sabios en lugar de a unos locos. Cada uno elige lo que quiere. Yo elijo con entusiasmo mi civilización.

-¿Hay una misión cristiana en Puy du Fou?

-No hacemos prosélitos, no tenemos mensajes o una especie de causa fanática que tenemos que defender. Solo decimos que la historia de Francia es una historia cristiana. ¿Quién inventó la escuela? ¿Quién inventó los hospitales? ¿Quién inventó el modo de bonificar los terrenos para el desarrollo agrícola? Las comunidades religiosas. ¿Quién, a partir del siglo V, estructuró la sociedad? Fue la Iglesia cristiana de la época. Negar este hecho histórico es negar la historia de Francia. ¿Por qué debemos avergonzarnos de ello? Parece que debamos pedir perdón por tener un pasado cristiano. Yo no estaba en los siglos pasados, pero soy heredero de la Francia que me fue entregada, es un hecho que se impone.

Traducción de Verbum Caro.

PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»