Los dos extremos el tradicionalismo radical y el progresismo de «ningún enemigo litúrgico a mi izquierda» se alimentan mutuamente, y ninguno de ellos puede fomentar un pluralismo litúrgico saludable en una Iglesia verdaderamente sinodal.
Los dos extremos el tradicionalismo radical y el progresismo de «ningún enemigo litúrgico a mi izquierda» se alimentan mutuamente, y ninguno de ellos puede fomentar un pluralismo litúrgico saludable en una Iglesia verdaderamente sinodal.
More Stories
La sabiduría de nuestros mayores
SANTIAGO
Tres nuevos desafíos a León XIV