El Papa presidió ayer el rezo del Ángelus dominical desde la Plaza de Libertad en Castel Gandolfo. El Pontífice explicó que la vida eterna es herencia gratuita de Dios, acogida amando a Dios y al prójimo. Siguiendo a Jesús, amor que se dona, somos llamados a hacernos prójimos, servir y consolar, construyendo paz y esperanza en cada encuentro cotidiano.
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