19/10/2024

¿Patria o muerte? ¿Por qué no patria y vida? La canción que desde 2021 asusta al comunismo

Yotuel Romero, rapero cubano, lo explica así: «Patria y Vida es la historia de como seis negros de barrio hicieron una canción y cambiaron la historia de un país«.

Seis negros y una chica de Madrid, su esposa, Beatriz Luengo, que estuvo en el origen de la canción y ahora explica, dirigiendo esta película, lo que pasó después. La película llega estos días a los cines españoles de 20 ciudades y se puede ver también en Movistar Plus+.

El videoclip de 2021 tiene 14 millones de visualizaciones y 37.000 comentarios en YouTube. En otras redes más juveniles, como TikTok, se ha difundido aún más. Es una mezcla de rap y funky urbano con ritmos y estilo tropical, caribeño.

Para escándalo del régimen cubano, obtendría dos Latin Grammy: a ¨Cancion del año¨ y a ¨Mejor canción urbana¨. Al recoger el premio, Yotuel dijo: «Doy gracias a Dios; doy gracias a Dios por hacer esto posible. Esto empezó en la cocina -dijo a su esposa, que con él empezó allí a componerla- ¡y mira dónde estamos ahora! Se lo dedico a todas las madres latinas», dijo.

Tráiler de la película documental ‘Patria y Vida’, en los cines españoles:

Pero Beatriz ya esos días era clara en sus declaraciones: «Es una canción sobre derechos humanos, y por cantarla hay personas presas», decía. Y en la película insiste: «Maykel Osorbo es un caso único en el mundo, el único músico preso por una canción que tiene dos premios Grammys«.

Maykel Osorbo fue condenado a 9 años de prisión, sin acceso al tratamiento médico que necesita, básicamente por difundir la canción. Luis Manuel Otero, artista de performance, fue condenado a 5 años. Los otros músicos que participaron físicamente en la grabación no pueden ni pensar en volver a Cuba.

Éxito musical con un rap nuevo fuera de Cuba

Yotuel Romero salió muy joven de Cuba con poca cosa, incluyendo una camiseta con la palabra «Cuba» que 20 años después usaría en los grandes días de 2021. Le interesaba el rap, que en Cuba se veía como «propaganda del enemigo», y lo quiso enriquecer con ritmos tropicales. Su grupo Orishas triunfó en Europa, la película muestra la Plaza de Toros de las Ventas llena con ellos.

El pueblo en Cuba miraba a estos músicos como héroes, y el régimen no lo podía soportar. «Durante 18 años Cuba impidió entrar a Orishas, es como si a Bob Marley le prohibieran entrar en Jamaica«, dice una crítica cultural. Pero era evidente: lo que ellos enseñaban a todos los jóvenes, por la vía de los hechos, es que para triunfar con arte o música era necesario huir del país.

Una mirada distinta lo cambió todo

Entonces llegó algo distinto, la mirada de Beatriz, una española artista, la esposa de Yotuel, una mirada desde fuera. Los cubanos estaban acostumbrados al eslogan machaconamente repetido por el régimen: «Patria o muerte, patria o muerte». «¿Por qué ‘Patria o muerte’? ¿No puede ser ‘Patria y vida’?» 

Sí, ¿por qué no podían ser esas dos cosas buenas, juntas? Y en ese momento en la cocina entre Beatriz y Yotuel empezaron a brotar los acordes y las letras del primer esbozo.

Los músicos que aceptaron participar, en persona o en grabación online (con la pandemia era común grabar canciones con artistas conectando desde distintos países), entendían que era arriesgado. Los de Cuba lo pagarían muy caro. La letra era contundente:

Somos humanos aunque no pensemos iguales,
No nos tratemos ni dañemos como animales […]

Todo ha cambiado, ya no es lo mismo
Entre tú y yo hay un abismo
Publicidad de un paraíso en Varadero
Mientras las madres lloran por sus hijos que se fueron […]

Somos la dignidad de un pueblo entero pisoteada
A punta de pistola y de palabras que aun son nada
No mas mentiras, mi pueblo pide libertad, no más doctrinas,
Ya no gritemos “Patria y Muerte” sino “Patria y Vida”,
Y empezar a construir lo que soñamos, lo que destruyeron con sus manos…

Que no siga corriendo la sangre, por querer pensar diferente,
Quien le dijo que Cuba es de ustedes si mi Cuba es de toda mi gente
Se acabó, ya se venció tu tiempo, se rompió el silencio
Ya se acabó, ya se acabó, la risa y el llanto ya esta corriendo
Se acabó, y no tenemos miedo, se acabó el engaño
Ya se acabó, son sesenta y dos haciendo daño».

En realidad es una historia que fue más allá de la música y tiene algo de espiritual. Ellos mismos lo dicen: de David contra Goliat, pero la honda es una simple canción valiente, que fue prohibida y castigada, y que el pueblo cantó y canta aún cuando y donde puede. 

Vivir sin mentiras, la intuición de Solzhenitsyn

La canción es muy cubana pero hay un núcleo qué vibrará en cualquier país bajo una dictadura, especialmente comunista. En el comunismo la mentira lo permea todo. Por eso Solzhenitsyn pedía «vivir sin mentiras«, no mentir a otros, no autoengañarnos, no creer ni repetir las mentiras del régimen. El núcleo de la canción insiste: «no más mentiras, mi pueblo pide libertad».

Además, como un signo profético, Beatriz descubrió esa noche, después de componer la canción, que estaba embarazada. «Había vida en mí cuando compusimos Patria y Vida. Esa hija se llama Zoe, ‘vida’ en griego. Vida y verdad son una combinación explosiva. La cultura cristiana lo recuerda con las escandalosas y liberadoras palabras de Jesús: «Yo soy el camino, la verdad y la vida«.

La represión contra el arte y las familias

La película nos explica lo que hacía el régimen con los artistas y con las familias. El decreto 349 censura el arte independiente. Vemos la esperpéntica escena de policías vestidos con batas blancas para parecer enfermeros, deteniendo y secuestrando artistas reunidos en su sede.

La película nos muestra además el punto del Código Penal qué permite castigar a los padres, quitarles la patria potestad, si no inculcan, dice el texto «respeto a la moral comunista». Los hijos se usan como rehenes para que los padres sean dóciles. También los de los que emigraron. El mismo Yotuel se educó sin padre y sin abuelo. Ambos se fueron al exilio. La falta de padres es otro clásico del comunismo internacional.

Hay algo viejo, estropeado, falso, en el régimen comunista cubano… y la canción Patria y Vida lo evidenciaba. Sus músicos fueron represaliados.

A inicios de 2021, el decreto de los artistas sacó a las calles a unos primeros núcleos de protestas. «Somos el ejemplo del bien, de lucha pacífica por los derechos humanos, del poder de la música», decían. En las calles los disidentes anunciaban «amor y poesía contra la violencia política».

Los disidentes difundían por redes que «ellos [el régimen comunista] son dueños de todo lo tuyo, menos de tu voluntad, libertad y lo que hay en tu cabeza«. Así, tener algo en la cabeza era un signo de libertad y resistencia.

El videoclip de Patria y Vida lo expresaba con su luz tenebrosa y ese torso desnudo con el eslogan ‘patria y vida’ pintado sobre la piel. Tenía algo de hombre que se libera, de esclavo que sacude sus cadenas, un tema que resuena de manera especial en Cuba. Lo filmaron en una casa en ruinas: eso también era sintomático. Se difundió el 16 de febrero de 2021 y el 17 ya era viral y asustó al régimen.

«Esa luz no se puede apagar», explica uno de los artistas, «porque está en los sentimientos». El régimen comunista podía cortar Internet en toda la isla, y lo hizo varias veces, pero la canción la cantaban los taxistas y la gente en las calles. Había pintadas de ‘Patria y vida’ en banderas, en paredes, en tatuajes…

La canción fue también un puente entre Cuba y Miami y la gente salió a la calle gritando ya basta y cantándola, con su estribillo: «Se acabó».

Las primeras frases de la represión fueron arrestos domiciliarios o vigilancias insistentes.

Pero el 11 de julio de 2021 salieron a las calles de la isla cientos de miles de cubanos cantando la canción. Era la mayor protesta en 30 años. Era una generación más joven, con Internet (a ratos), y con mascarillas (por la pandemia). Muchos creyeron que el régimen podía caer.

Pero el sistema no cayó. La represión fue sistemática y dura. Hoy se sabe que 381 manifestantes fueron condenados a penas de entre 5 y 25 años, incluyendo 38 menores de edad. Muchos otros esperan juicio.

Maykel Osorbo pasó de un arresto domiciliario a una dura prisión de máxima seguridad ¡por cantar una canción en Internet y en la calle! Después se acumularon crisis en Venezuela, una insólita guerra en Ucrania, un retorno a la guerra fría y la amenaza nuclear, un endurecimiento increíble en Nicaragua… Cuba era solo otra dictadura más.

Pero había pasado algo muy grande. Una canción había movido a un pueblo que llevaba 60 años paralizado. Lo sacó a la calle y le dio esperanza. Y las canciones, si son especiales, siguen viviendo e inspirando mientras a los dictadores se los lleva la vejez o la historia.

El documental es realista, cercano, íntimo. La primera mitad cuenta la génesis de una música. La segunda mitad, la represión. No necesita bandas sonoras de música épica: la épica es la del pueblo, y la de David contra Goliath. Por eso resuena en el corazón, y seguirá resonando.

Más información, y cines, en: patriayvidalapelicula.com

PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»