Matraca: «Importunación, insistencia molesta en un tema o pretensión», dice el Diccionario de la RAE. La ceremonia de inauguración de París 2024 insistió en el tema del aborto como una matraca.
Sin embargo, la mayoría de las quejas contra esta ceremonia se han centrado en sus escenas blasfemas (la parodia de la Última Cena, el becerro de oro) y en un segundo lugar, el feísmo drag, el trío poliamoroso y la insistencia queer (por ejemplo, en el texto locutado se alabó la militancia LGTB del abanderado inglés, pero no se comentó ninguna otra militancia de ningún otro abanderado).
En términos de vida y bioética, no hay duda de lo grave que fue que Francia presentara su actual entusiasmo por el aborto como una gran aportación a la humanidad.
De las 10 mujeres «ejemplares» que se ensalzaron como ejemplos de «sororidad», no había ninguna sor (una religiosa que viva con hermanas de fe) y sí había 3 militantes abortistas, además de una política anarquista.
Así, un país que podría presumir de grandes mujeres como Perpetua y Felicidad, Genoveva, Juana de Arco, Juana de Chantal o la doctora de la Iglesia Teresita de Lisieux (que incluso contó con un año Unesco), lo que propuso al mundo fue:
– Simone Veil: sobrevivió a un campo de concentración nazi; luego, como ministra de Sanidad, legalizó el aborto, estableciendo prácticas abortistas que son campos de exterminio contra pequeños seres humanos. También fue la primera mujer en presidir el Parlamento Europeo. Ella es la principal responsable de entre 200.000 y 230.000 muertes provocadas mediante aborto cada año. También impulsó una supuesta «educación sexual» en las escuelas en 1973 (que no redujo el aborto, como se ha comprobado tras 50 años).
– Simone de Beauvoir: pareja sexual del existencialista Sartre, le ayudaba a encontrar más chicas para tener relaciones sexuales, incluyendo menores de edad, muchachas obnubiladas por su fama, etc; fue una de las grandes impulsoras del aborto, firmante de Manifiesto de las 343 que ayudó a despenalizarlo (aunque parece que en realidad nunca llegó a provocarse un aborto) y defensora, por supuesto de bajar las edades de consentimiento sexual. Benedicto XVI refutó algunos de sus mantras hace años.
– Gisèle Halimi: fue diputada socialista, se casó con un secretario de Sartre, fue abogada de etarras en 1970 en «el proceso de Burgos» y ella y Sartre presentaban en 1971 el terrorismo etarra como una reacción inevitable ante un Estado «represor y colonizador». Hija rebotada contra su familia religiosa judía y conservadora de Túnez (querían casarla contra su voluntad), fue a Francia y unos años después abortó clandestinamente. Luego fue una impulsora entusiasta del aborto, en red con Veil.
Simone de Beauvoir y Sartre en Cuba, ella le buscaba chicas jóvenes, incluso menores, para sus relaciones sexuales…la presentan como un modelo de feminismo…
El dossier entregado a los periodistas dejó claro que entre los méritos de estas tres mujeres el aborto era uno de los principales, y los locutores así lo leyeron, despreciando el hecho de que se trata de una práctica cruel, injusta e inmoral para muchos millones de Occidentales, e ilegal en los países de otros millones de espectadores.
El contexto es que el 4 de marzo la Asamblea Nacional estableció por fuerte mayoría que el aborto pasaba a ser un derecho inscrito en la Constitución de Francia, y no una mera práctica despenalizada. Emmanuel Macron había prometido hacer que la Ley Veil fuera “irreversible”. Macron dijo ser el primer país en dar tal paso, en realidad imitaba a la dictadura comunista de Tito en Yugoslavia, que se le adelantó muchas décadas. Nadie más en el mundo quiso imitar a Tito.
Macron también ha tratado de impulsar el aborto en toda Europa y parece que el aborto blindado y exaltado es la única cosa que espera dejar como herencia duradera de su legado político.
Pese a esto, frente a las muchas declaraciones religiosas contra la blasfemia de la ceremonia, son pocas las voces provida que han denunciado su exaltación del aborto.
SPUC, los provida ingleses: feísmo y aborto van juntos
Una de las pocas voces que han querido señalarlo es SPUC, la veterana asociación provida inglesa, con un comunicado que decía: «Las escenas grotescas a lo largo del Sena el viernes pasado muestran hasta qué punto ha caído Francia en los últimos años, alabando el llamado derecho al aborto y denigrando el cristianismo, tan central en su historia».
«Vemos cómo la ética del aborto va de la mano de una afeación de la cultura, por la que Francia fue celebrada en todo el mundo, pero ya no. Utilizar una ceremonia de apertura para alabar el aborto también es reprobable, pero no sorprende en 2024. En última instancia, los Juegos Olímpicos, que se supone que son una celebración de la vida además del deporte, no deberían ser secuestrados de una manera tan grosera y política», añade la declaración.
PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
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