Dentro de las objeciones que realizan los protestantes y las sectas a los católicos está la del uso de crucifijos. Para ellos usar la cruz es una locura, ya que “la cruz es el arma que mató al Salvador”. Otros también argumentan que no se puede usar la cruz, porque la propia Escritura la ha maldecido “maldito el que cuelga de un madero” Deut 21,23.
Por todo ello los protestantes no usan crucifijos, y tampoco logran entender por qué los católicos los usamos. Concretamente en este artículo vamos a dar respuesta a estas objeciones y a explicar por qué usamos crucifijos los católicos.
¿Qué es la cruz para el católico?
En primer lugar debemos aclarar que es la cruz para nosotros los católicos, para luego pasar a dar respuesta a las principales objeciones protestantes:
En el Antiguo Testamento y en toda la cultura religiosa antigua, la cruz es tan solo un instrumento de suplicio, sin ninguna connotación salvífica (Gén 40,19; Deut 21,23; ver Gál 3,13). Pero Dios elige la cruz para que su Hijo Jesucristo muera en ella (Mc 15,1315.24-37; Mt 27,26.31-50; Lc 23,21-23.26.46; Jn 19,15-30) y mediante su muerte en cruz salve al mundo (Ef 2,16; Col 1,20; Fil 2,8; Heb 12,2; 1 Pe 2,24).
A partir de este misterioso designio de Dios (1 Cor 1,23) la cruz, en su sentido físico cuando lo requieran las circunstancias, y siempre en sentido espiritual, se ha convertido en camino inesquivable para alcanzar la salvación (Mc 8,34; Mt 16,24; Lc 9,22; Gál 2,19; 3,1; 6,14; Fil 3,12; ver 1 Cor 2,2).
Para nosotros se ha convertido en la señal del cristiano:
Como Moisés levantó a la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre para que todo el que crea en Él tenga vida eterna» Juan 3, 1415.
De la misma manera que los israelitas recuperaron la salud al mirar a la serpiente, nosotros somos curados al mirar al Hijo de Dios levantado en la Cruz, convirtiendo la cruz en la puerta que da paso a la gloria. Pero no solo es el signo de salvación con el cual el Dios hecho carne derrotó a Satanás, también es la señal del discípulo de Cristo:
El que no toma su cruz y me sigue detrás no es digno de mí». Mateo 10,38
Si alguno quiere venir en pos de Mi niéguese a si mismo, cargue con su cruz y sígame«. Mt 16, 24
Ser cristiano es aprender amar, con un amor como el de Cristo, amor hasta la cruz, por ello la cruz nos representa nuestras dificultades de la vida, nuestros dolores, nuestras penas, pero ver en ella clavada al Salvador, es lo que nos da fuerzas para tomarla y seguir adelante.
Si somos dignos seguidores de Cristo, cargaremos con la cruz. La representación física de la cruz en forma de crucifijo, no es otra cosa que una señal o marca para recordarnos esto.
Por eso es que el propio apóstol san Pablo, cuando hablaba a los Corintios, hacía dos grupos: aquellos que se pierden, y los que se salvan. Para los primeros la cruz es necedad y locura, se han quedado en el AT donde este símbolo significa instrumento de suplicio, pero para los que salvan, aquellos tienen la ley completa, la de Cristo, la Cruz se ha convertido en Poder de Dios:
“Pues la predicación de la cruz es una necedad para los que se pierden; mas para los que se salvan es poder de Dios» 1 Cor 1,18
Al ser poder de Dios para los que se salvan, es instrumento entonces de gloria, que sea poder de Dios no significa le estemos dando poderes a la Cruz, sino que el Dios estuvo en ella crucificado, y por eso es tan importante, porque en ella manifestó todo su poder. El mismo san Pablo conociendo la importancia de la cruz, presenta a Cristo como crucificado a los Gálatas:
¡Oh gálatas insensatos! ¿Quién os fascinó para no obedecer a la verdad, a vosotros ante cuyos ojos Jesucristo fue ya presentado claramente entre vosotros como crucificado? Gálatas 3,1
Es muy probable que San Pablo usara el signo de la cruz para enseñar a los Gálatas como fue la muerte de Cristo. Por ello parte importante de la predicación de San Pablo será el misterio de la cruz, (Gálatas 6,14; Fil 3,18).
¿Por qué era necesario que Cristo se presentara como crucificado ante los gálatas? Para que dieran suficiente importante al sacrificio redentor de Cristo, de la misma forma nosotros al ver la cruz, recordamos este sacrificio, y esto nos hace vivir en consecuencia con nuestra fe. La cruz para nosotros será entonces la señal que nos identifica con Cristo, como lo fue la “tau” en el pueblo hebreo :
Pasa por en medio de la ciudad, por en medio de Jerusalén, y ponles una señal en la frente a los hombres que gimen y que claman a causa de todas las abominaciones que se hacen en medio de ella. Ezequiel 9,4
¿Es cierto que la cruz fue el arma que mató a Cristo? ¿Es cierto que el hombre que cuelga de la cruz es maldito?
Estas dos son las principales objeciones que hacen los hermanos separados. Vamos a responderlas: ciertamente la cruz era un elemento de tortura, como ya dijimos antes, y así lo concebían los judíos (Gén 40,19; Deut 21,23; ver Gál 3,13).
Pero lo que mató a Cristo fueron nuestros pecados. Él fue a la cruz voluntariamente por nuestros pecados, para salvarnos y redimirnos:
El ha sido herido por nuestras rebeldías, molido por nuestras culpas.” Is 53, 5
Esto quiere decir que realmente el arma que mató a Cristo, fue nuestro pecado y no tanto la cruz. Deberíamos estar orgullosos de que Él muriera por nosotros, para clavar en la cruz nuestros pecados, para derrotar en la cruz al mismo Satanás:
…y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades Efesios 2,16
En el NT se le cambia el sentido a la cruz pasando a ser un instrumento de reconciliación con Dios, y no un instrumento de muerte.
Ciertamente, en el AT encontramos que todo el que cuelga de una cruz es llamado maldito, pero en el caso de Cristo debemos recordar que no se trataba solo de un hombre: era Dios quien fue crucificado, por tanto el mismo Dios no puede ser a su vez, Santo y maldito: Cristo es llamado el Santo de Dios (Marcos 1, 24, Lucas 1,35; Apoc 4,8). Esto pasa cuando se saca una cita de contexto como pretexto.
La cita en sí del Deuteronomio está hablando de aquellos hombres que cometen un delito, un crimen digno de muerte, pero Cristo fue llevado a la cruz, sin haber cometido pecado:
…sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación,” 1Pe 1,19
Porque también Cristo murió por los pecados una sola vez, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios 1Pe 3,18
Estas citas claramente nos demuestran que Cristo murió siendo justo, sin haber cometido ningún crimen o delito. Por tanto, para Él y para su cruz no es aplicable lo establecido en el Deuteronomio. Por ello es que San Pablo presenta la cruz como signo de triunfo ante el mal:
y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz. Col 2,15
¿Desde cuándo se usa la cruz en el cristianismo?
Una vez dada la argumentación bíblica, hemos de recurrir a la historia para ver si es cierto la cruz es un símbolo de la Iglesia primitiva, ¿los primeros cristianos usaban la cruz? Veamos que sí. Aquí dejaré algunos textos de los primeros siglos:
SAN CLEMENTE DE ALEJANDRÍA, Stromata Libro VI: (siglo III)
Hay quienes dicen que los trescientos codos son símbolo del signo del Señor (= la cruz), y que los cincuenta son símbolo de la esperanza y del perdón que se da en Pentecostés (cf. Jn 20,23)
TERTULIANO
CIRILO DE JERUSALEN:
“No nos avergoncemos de confesar al Crucificado. Que la Cruz sea nuestro sello hecho con valentía por nuestros dedos en nuestra frente y en todo; del pan que comemos, de las copas que bebemos; en nuestras idas y venidas; antes de dormir, cuando nos acostamos y cuando nos levantamos; cuando estamos en el camino y cuando todavía lo estamos. Este conservante es genial; no tiene precio, para el bien de los pobres; no hay trabajo para los enfermos; pues también su gracia es de Dios. Es signo de los fieles, y temor de los demonios […] ” (Lecturas Catequéticas XIII, capítulo 36)
SAN AMBROSIO DE MILAN:
“ (…) Dios, pues, os ungió y Cristo os marcó con un sello. ¿Como? Quedaste marcado con la forma de su cruz, señal de su pasión . Recibisteis la señal de asemejaros a él, para que resucitéis a su imagen , viviendo según su ejemplo, que fue crucificado por el pecado y vive para Dios. Y vuestro viejo hombre, sumergido en la fuente, fue crucificado por el pecado, pero fue resucitado a Dios. (…) ” (Ambrosio de Milán – Sobre los Sacramentos, Libro VI 2,7)
Jesús Urones, evangelizador católico
PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
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