«…el Corazón de Jesús es el corazón de una Persona Divina, es decir, del Verbo Encarnado, y que, por consiguiente, representa y pone ante los ojos todo el amor que Él nos ha tenido y nos tiene aún. Y aquí está la razón de por qué el culto al Sagrado Corazón se considera, en la práctica, como la más completa profesión de la Religión Cristiana. Verdaderamente, la Religión de Jesucristo se funda toda en el Hombre-Dios Mediador; de manera que no se puede llegar al Corazón de Dios sino pasando por el Corazón de Cristo, conforme a lo que El mismo afirmó: «Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie viene al Padre sino por mí…» (Evangelio de San Juan, cap.14, vers. 6)
Encíclica «Haurietis Aquas», del Papa Pío XII,
15 de Mayo de 1956
El Sagrado Corazón de Jesús, que nada ha escatimado por conquistar nuestro amor, hasta el punto no sólo de dar Su Vida en el Calvario, sino que además renueva ese Sacrificio a diario en los altares por manos de Sus Sacerdotes, se presta a ser encerrado en el Sagrario, esperando paciente la limosna de nuestra visita…
Ese Divino Corazón es nuevamente traicionado: ayer por Judas, hoy por aquellos que más debieran amarlo y que sólo le ofrecen las migajas de sus afectos. No quieras contar tú en la lista de los tibios, de los que aman a ratos, pero que no se entregan del todo a las exigencias de una vida cristiana.
La Piedad Católica no consiste sólo en rezar vocalmente, sino que esas oraciones deben salir de un corazón que desea enamorarse de Jesús y de María; no reces sólo porque tengas problemas o dificultades, pues también el tener salud y vida es motivo de agradecimiento a Dios. No reces sólo porque tengas ganas de hacerlo o sientas fervor, porque rezar así es bien fácil y consuela mucho; sin embargo, cuando te obligas a rezar, negándote a la pereza, aunque te sientas frío, esa oración será aún más valiosa ante los ojos de Dios, pues Él verá tu superación y el deseo de reparar por aquellas almas que viven de espaldas al Señor.
Indulgencias que podemos ganar
con la Devoción de los Primeros Viernes
El 7 de Septiembre de 1897, la Sagrada Congregación de las Indulgencias concedió UNA INDULGENCIA PLENARIA por CADA Primer Viernes que se observe la práctica según las condiciones que anteriormente hemos citado. Si no logramos alcanzar la Plenaria, la Misericordia de Dios permitirá que consigamos algunas indulgencias parciales; en uno u otro caso, son aplicables a las Benditas Almas del Purgatorio, especialmente a aquellas que más devotas son del Sagrado Corazón.
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