Este martes 19 de septiembre, las 539 organizaciones y siete países que integran el Frente Feminista Internacional han denunciado ante sus ministerios de sanidad los tratamientos con bloqueadores de la pubertad a menores, la mutilación de sus cuerpos y las consecuencias en muchos casos irreversibles que se derivan de estos procesos.
En España, la delegación del Frente -integrado por Alianza contra el Borrado de las Mujeres, AMANDA, Confluencia Movimiento Feminista, Feministas al Congreso, Feministas de Cataluña o Fórum de Política Feminista- solicitó al ministro en funciones José Manuel Miñones que «ponga fin a los bloqueadores y la hormonación que daña la salud de menores autodiagnosticados como trans». También se exigió la aplicación de «medidas urgentes para frenar estos experimentos».
La demanda se acompañaba de un extenso informe titulado Por una medicina responsable que no hormone ni mutile a menores.
Lee aquí el informe completo.
El documento expone a lo largo de más de 100 páginas todo lo relativo a los perjuicios ocasionados en menores por la disforia de género de inicio rápido -que valoran como una «realidad obviada por el sistema sanitario español»-, las leyes trans o el modelo afirmativo. También sus riesgos o los motivos que han llevado a países que lo aplicaban a reconocer «que el uso de bloqueadores de la pubertad para tratar la disforia es experimental«.
En la carta entregada al Ministerio de Sanidad, el Frente Feminista Internacional señala como en España «se están prescribiendo tratamientos supresores de la pubertad mantenidos durante cuatro o más años a niños en la fase puberal Tanner 2», lo que «en la gran mayoría de casos supondrá su esterilidad«.
Durante la entrega de la documentación.
Como menciona una de las organizaciones firmantes, Contra el borrado de la mujer, también «se están extirpado órganos sanos, también a menores de edad, lo cual contraviene el artículo 149.2. del Código Penal».
Las leyes trans, continúa la misma organización, «permiten que todas las intervenciones quirúrgicas y farmacológicas se realicen sin que esas personas que no asumen su sexo biológico tengan que consultar previamente con ningún especialista en salud mental. Además, los protocolos sanitarios de las distintas Comunidades Autónomas refuerzan la inmediata prescripción de los tratamientos mencionados, partiendo de un `autodiagnóstico´, algo que, comprensiblemente, no sucede con ningún otro tipo de pacientes».
«Es altamente dudoso que los menores puedan dar un auténtico consentimiento informado sobre decisiones médicas que condicionarán toda su vida», subrayan.
Incrementos del 5337% de niñas sometidas a riesgos de suicidio
Otro de los factores que se preocupan en remarcar es la aparición de la Disforia de Género de Inicio Rápido. Un fenómeno que ha alterado por completo la disforia convencional -«en un pasado reciente la mayoría eran hombres adultos»-, llevando a que en la actualidad quienes la sufren sean «sobre todo chicas adolescentes –en 7 de cada 10 casos– las que quieren cambiar su cuerpo.
Ponen el ejemplo de Reino Unido, donde en menos de una década «se ha producido
un aumento del 1.460% en las derivaciones de niños y un asombroso aumento del 5.337% en las de niñas«.
Entre los riesgos y efectos nocivos de los bloqueadores de la pubertad, el informe destaca que existen algunos leves como las náuseas o los vómitos, pero también detalla los de mayor gravedad.
«Pueden afectar negativamente al esqueleto, al sistema cardiovascular, la tiroides, el cerebro, los genitales, sistema reproductivo, sistema digestivo, tracto urinario, músculos, ojos y sistema inmunológico. Pueden ser perjudiciales para la salud mental y pueden aumentar el riesgo de suicidio«, por lo que multitud de países se están «echando atrás» en su prescripción.
En concreto, destacan que Suecia, Finlandia, Noruega, Reino Unido o Dinamarca han reconocido que el uso de bloqueadores de la pubertad para tratar la disforia «es experimental», ya que los estudios que avalan este uso son incompletos e insuficientes.
Estos países, «han limitado ese uso a entornos de investigación y priorizan ya el acompañamiento y la ayuda psicológica como el mejor abordaje para aliviar los malestares de género de menores», informan.
El impacto trans, en cifras
Según sus estimaciones a nivel nacional, en los cinco años que van de 2017 a 2021 y de forma acelerada en los ultimos dos, un mínimo de 20.755 personas entre los 9 y los 40 años habrían sido atendidas en las unidades de identidad de género.
Un mínimo de 12.205 personas sanas, entre 2018 y 2021, de 16 a 25 años, habrían iniciado tratamientos con hormonas cruzadas.
Un mínimo de 1000 mujeres sanas, entre 2016 y 2021, habrían sido intervenidas quirúrgicamente con efectos irreversibles que incluyen la doble amputación de mamas y otras extracciones de sus genitales. Y un mínimo de 1000 menores sanos, entre 2019 y 2021, habrían iniciado tratamientos para detener artificialmente su desarrollo puberal con fármacos sin ficha técnica, de forma experimental, con efectos dañinos e irreversibles para su salud.
PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
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