Este jueves 10 de octubre tres participantes no católicos en el Sínodo de la Sinodalidad han comparecido ante los periodistas para comentar lo que están viviendo: el delegado ortodoxo, el anglicano y la delegada menonita (una rama protestante con unos 2 millones de fieles en todo el mundo, que insisten en el bautizo de adultos, es decir, evitan el de niños).
En la primera etapa del Sínodo de la Sinodalidad, en 2023, acudieron 12 de estos «delegados fraternos» de comunidades no católicas. Parece que aumentó el interés por el sínodo y en esta tanda de 2024 son 16 los invitados.
Los 16 delegados representan a:
– el Patriarcado Ecuménico ortodoxo, de Constantinopla;
– el Patriarcado Ortodoxo de Alejandría;
– el Patriarcado ortodoxo de Serbia;
– el Patriarcado ortodoxo de Rumanía;
– el Patriarcado siríaco de Antioquía;
– la Iglesia Apostólica Armenia de Etchmiadzin;
– el Patriarcado copto (de Egipto);
– la Iglesia siro-malankar (de la India);
– la Comunión Anglicana;
– la Federación Luterana Mundial;
– el Consejo Metodista Mundial,
– la Comunión Internacional de Iglesia Reformadas;
– la Alianza Baptista Mundial;
– la Fraternidad Pentecostal Mundial,
– la comunidad Discípulos de Cristo;
– la Conferencia Menonita Mundial.
Obsérvese que el Patriarcado ortodoxo de Moscú no envía delegados oficialmente: se niega a acudir a ningún foro donde haya delegados del Patriarcado de Constantinopla (aunque se han visto algunas excepciones).
Por su parte, los coptos de Egipto hace unos meses declararon que suspendían todo diálogo con la Iglesia Católica a raíz del confuso texto de Fiducia Supplicans sobre bendiciones a parejas irregulares y del mismo sexo, pero quizá como resultado de la visita a Egipto del cardenal Víctor Manuel Fernández parece que se han decidido al menos a enviar un delegado (no viene de lejos, es el obispo Barnaba El Soryany, que atiende a los coptos que viven en Italia y ya participó el año pasado).
Oración conjunta donde Pedro fue martirizado
Todos o casi todos participan este viernes 11 de octubre en una oración con cánticos de la comunidad monástica ecuménica de Taizé en un lugar muy especial de Roma: la llamada Plaza de los Protomártires, el lugar donde la tradición considera que fue martirizado San Pedro y los cristianos de la persecución de Nerón. El cardenal Kurt Koch, que desde hace muchos años es el encargado vaticano de las relaciones con cristianos de otras denominaciones, dijo que el lugar y la memoria de los mártires recuerda que «la santidad es el camino más seguro hacia la unidad».
Los textos que se meditarán en esta oración del viernes son la constitución dogmática Lumen gentium (de 1964, firmada por San Pablo VI) y el decreto sobre ecumenismo Unitatis Redintegratio (del mismo Papa santo y el mismo año). Son dos textos que cumplen 60 años.
«Ninguna iglesia es tan rica que no necesite de las otras»
El cardenal alemán Kurt Koch, Prefecto del Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, explicó que el ecumenismo es «uno de los aspectos más relevantes de este sínodo», lo que incluye «el intercambio de dones, en el que aprendemos unos de otros, en la convicción de que ninguna iglesia es tan rica que no necesite la contribución de otras iglesias y ninguna tan pobre que no pueda ofrecer nada».
El delegado ortodoxo… que es un ucraniano de Canadá
Habló el delegado ortodoxo, Job, metropolita de Pisidia y Copresidente de la Comisión Mixta Internacional para el Diálogo Teológico entre la Iglesia Católica y la Iglesia Ortodoxa. No es griego ni de Pisidia, se llama Igor Vladimirovich Getcha y es un canadiense hijo de inmigrantes ucranianos en Canadá, de una iglesia ortodoxa que se escindió de Moscú y se afilió a Constantinopla, el tipo de cosa que en Moscú no gusta nada.
Job dijo que el diálogo católico-ortodoxo «se mantiene desde hace 20 años con provecho, no sólo para acercarnos y reconciliarnos, sino porque puede dar frutos en la vida interna de cada Iglesia». Estos frutos se pueden ver en cuestiones como el primado, la sinodalidad, los ministerios y la conciliaridad, enumeró.
Puso el ejemplo del reciente documento del Dicasterio de Unidad de los Cristianos titulado El Obispo de Roma (sobre nuevas formas de releer el «primado de Pedro» o la «primacía papal» y el papel del Papa de Roma) que alaba porque «no sólo se busca un ‘compromiso’ entre las Iglesias, sino que se sientan las bases para una vida común de unidad de los cristianos».
El sínodo católico no se parece al anglicano
Representando a los anglicanos está Martin Warner, obispo anglicano de Chichester y copresidente del Comité anglicano-católico de Inglaterra. Recordó un gesto especial del Papa San Pablo VI, que entregó un anillo al que entonces era el Primado de los anglicanos, Michael Ramsey, como signo, dijo Warner, de «reconocer las diferencias, pero también la importancia del intercambio de dones para crecer en nuestras respectivas experiencias».
El invitado inglés señaló que este sínodo católico es muy distinto a los sínodos anglicanos. En este sínodo católico se reza mucho, hay muchos momentos de silencio orante, y no se legisla, no se votan leyes.
En cambio, los sínodos anglicanos establecen normas de funcionamiento y de hecho cambian la disciplina, organización y hasta las doctrinas anglicanas. En el sínodo católico, al no legislarse nada, se da, dijo, «un espacio protegido, donde podemos abrir nuestros corazones los unos a los otros, en la conversación del Espíritu, para mirar con creatividad y valentía los desafíos de este siglo».
En declaraciones a VaticanNews consideró que la combinación de oración, silencio y mesas redondas para compartir opiniones como se hace estos días en Roma podría ser algo muy valorado en un sínodo general anglicano.
La delegada menonita, sorprendida
Anne-Cathy Graber acude como secretaria de relaciones ecuménicas de la Conferencia Menonita Mundial. No participó en las sesiones del año pasado y se declara «sorprendida por la invitación», reconociendo que los menonitas son una comunidad poco conocida.
De todas formas, Graber no es una «paracaidista» en el mundo católico: es hermana consagrada en Francia en la Comunidad Camino Nuevo (Chemin Neuf), una comunidad ecuménica carismática de mayoría católica, y cuando no viaja vive con católicos de esta comunidad. A ella también pertenece el obispo auxiliar (católico) de Reims, Etienne Vetö, que es uno de los dos obispos a cargo de Charis, el órgano coordinador mundial de la Renovación Carismática Católica. Graber ha escrito estudios sobre Ignacio de Loyola (Chemin Neuf es muy ignaciana) y hasta sobre la Virgen María.
Como delegada menonita detalla que «la Iglesia católica no necesita nuestra voz, que es muy minoritaria, pero esto dice mucho de la sinodalidad, demuestra que cada voz cuenta, cada voz es importante». En su opinión, «la unidad de los cristianos no es sólo una promesa del mañana, está aquí y ahora, ya podemos verla. No sólo somos vecinos, sino que pertenecemos al mismo cuerpo de Cristo, somos miembros los unos de los otros, como dijo San Pablo».
Graber señala que los delegados no católicos en el sínodo, aunque no tienen derecho a voto, han visto que «nuestra voz y nuestra presencia fueron recibidas como las de todos los demás. La igual dignidad del bautismo es visible. No hay una Iglesia poderosa que domine desde arriba. Somos, todos nosotros, un pueblo que camina y busca unido».
Las preguntas de los periodistas
Los periodistas preguntaron por los desafíos del ecumenismo, como es el caso de la ortodoxia rusa y su conflicto con los ortodoxos griegos. Kuch respondió que «hay una situación triste, provocada también por las palabras del Patriarca de Moscú y jefe de la Iglesia ortodoxa rusa Kirill, que provocaron una ruptura con Constantinopla, pero es necesario distinguir estas posiciones del camino emprendido».
Desde el punto de vista de diálogo de los católicos con los ortodoxos, dijo Koch, «hay una comisión mixta, en la que participan 15 Iglesias ortodoxas, que continúa su trabajo: esto significa que el diálogo continúa con la esperanza de crear un futuro mejor, también con la esperanza de preparar juntos una asamblea plenaria».
Constantinopla y Moscú están enfrentadas entre sí y cada eje busca sus aliados: Rusia atrae a iglesias pobres y débiles de países de mayoría musulmana en Asia, como Siria. Constantinopla se alinea con Grecia y los países de tradición griega, con Ucrania, Estonia (países que escapan de la órbita rusa) y con Alejandría, que ha visto a Moscú abrir sucursales ortodoxas en el continente negro.
Con este contexto de ruptura polarizada entre los ortodoxos, Job, el delegado ortodoxo en el sínodo, detalló: «La Iglesia de Cristo permanece en el terreno, a pesar de las posiciones políticas expresadas por Kirill [el Patriarca moscovita], porque el diálogo teológico continúa para sentar bases sólidas«, declara.
Koch añadió: «El movimiento ecuménico se realiza, precisamente, caminando juntos, rezando juntos, colaborando juntos«. «Jesús mismo, concluye sobre este punto, no ordena la unidad de los cristianos, sino que reza por ella: ¿qué podemos hacer, pues, mejor, sino rezar para que se realice como don del Espíritu Santo?”.
Anne-Cathy Graber habló de «pequeños gestos simbólicos de reconciliación, que todavía faltan» (parece que refiriéndose a la ruptura entre ortodoxos, no entre católicos y otras denominaciones).
Preguntado por la relación entre el primado de Pedro (es decir, el papel del Papa) y la sinodalidad, el cardenal Koch dijo: «sinodalidad y primado no se oponen, al contrario, uno no existe sin el otro y viceversa».
En cuanto al asunto de la recepción de los sacramentos, se recordó que el Papa ha creado un grupo de trabajo especial, y que «todavía no existe el mismo nivel de visión de la Iglesia y de los sacramentos en el diálogo entre las Iglesias de Occidente» (es decir, con los protestantes; los católicos reconocen los sacramentos de los ortodoxos y coptos, y estos casi siempre tienden a reconocer los de los católicos).
Job, el delegado ortodoxo, habló de la posibilidad de «llegar a una fecha única para la Pascua entre cristianos y ortodoxos, pero de momento es sólo un deseo».
Los periodistas preguntaron a Koch por los llamados «ministerios femeninos». El cardenal alemán lo recondujo al asunto de las diaconisas, que ha quedado atascado en varias comisiones desde hace años. Koch dijo que sobre esto (ministerios femeninos) «el Papa ha constituido 10 grupos de trabajo, pero en el que también trabaja desde hace tiempo el Dicasterio para la Doctrina de la Fe: dos comisiones de estudio no han llegado a una conclusión inequívoca, señal de que es necesario profundizar. Por tanto, aquí es importante combinar la pasión de las preguntas con la paciencia del estudio».
Diaconisas: Alejandría hace un experimento
El delegado ortodoxo detalló al respecto que también en algunas iglesias ortodoxas se está debatiendo el «ministerio de las diaconisas, que existieron en la iglesia antigua» (el debate es establecer a qué se dedicaban: muchos expertos creen que hacían tareas de caridad y en una época en que los bautismos eran por inmersión completa y con unción de aceite en todo el cuerpo, las diaconisas eran las mujeres que ayudaban a las neófitas en estos ritos, por decoro).
El metropolita Job afirmó que el Patriarcado Ortodoxo de Alejandría (que cubre toda África, con unos 500.000 fieles) es el único que recientemente ha aprobado tener diaconisas, y lo ha hecho en Congo y Zimbabue citando «necesidades misioneras».
PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
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