No es el paisaje costumbrista de la novela de Richard Llewellyn en la zona minera del sur de Gales. En este valle nuestro hay una cruz enhiesta entre las colinas verdes de sus montañas. Domina con dulzura y su perenne mensaje toda aquella naturaleza desde la colina en la que se levanta. Preside una historia dolorosa como siempre sucede cuando los hermanos se declaran la guerra haciéndose tanto daño en una confrontación civil y fratricida.
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