El 19 de marzo se celebra la solemnidad de San José, esposo de María, padre adoptivo de Jesús, custodio de la Sagrada Familia, pero también patrono de la Iglesia Universal y de las vocaciones sacerdotales.
Cuando se cita a San José no se habla de un santo más. Dios le eligió para custodiar lo más valioso. Y lo hizo siempre desde la obediencia, la confianza ciega en su voluntad y desde el silencio y la discreción. En la Escritura no aparece ni una sola palabra pronunciada por él, y pese a ello tuvo un protagonismo capital en la historia de la salvación.
Índice para conocer mejor a San José
¿Quién fue San José?
El silencio de San José en la Biblia
Desde cuándo se celebra la festividad de San José
Patronazgos de San José
¿Por qué se representa a San José con una vara florida?
Los siete domingos de San José: Dolores y gozos
Letanías de San José
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¿Quién fue San José?
San José es una figura fundamental en la historia de la salvación y de la Iglesia. Y lo fue por ser el protector de la Sagrada Familia, como esposo de la Virgen y padre adoptivo de Jesús, al que Dios encomendó su cuidado durante su infancia en la Tierra.
Sin embargo, su protagonismo no viene por sus elocuentes discursos sino por su fe, su fidelidad al plan de Dios. Siempre aparece cumpliendo su misión, pero lo hace en un segundo plano, desde el silencio. Ni una sola palabra suya recoge la Escritura. Pero si se puede percibir en los Evangelios como San José escuchó al Ángel del Señor y cumplió siempre la voluntad de Dios.
En Patris Corde, el Papa Francisco explicaba así la naturaleza del santo patriarca: “Todos pueden encontrar en san José —el hombre que pasa desapercibido, el hombre de la presencia diaria, discreta y oculta— un intercesor, un apoyo y una guía en tiempos de dificultad. San José nos recuerda que todos los que están aparentemente ocultos o en ‘segunda línea’ tienen un protagonismo sin igual en la historia de la salvación”.
Después de la Virgen ningún santo ocupa tanto espacio en el Magisterio pontificio como San José. El beato Pío IX lo declaró “Patrono de la Iglesia Católica”, Pío XII lo presentó como “Patrono de los trabajadores” y san Juan Pablo II como “Custodio del Redentor”.
De san José se sabe que es hijo de Jacob y perteneciente a la estirpe de David. Igualmente se conoce gracias a los Evangelios que su ascendencia procedía de Belén, precisamente la ciudad natal del rey David. Gracias a los escritos de Mateo y Lucas se sabe también que el padre de Jesús era artesano. La tradición siempre lo ha relacionado como carpintero, pero el término en griego “tektón”, era más amplio.
San José era un hombre “justo” y casto, pues aun siendo esposo de María ambos mantuvieron su naturaleza virginal. En los Evangelios se relatan los sueños en los que se le apareció el Ángel para que aceptara a María y también para que protegiera al Niño Jesús y a su Madre llevándolos a Egipto. Parte de la infancia de Jesús se desarrolló fuera de su país, hasta que en otro sueño José recibió la orden de volver a la tierra de Israel, aunque para establecerse en Nazaret.
Del santo patriarca no se conocen más datos que los de los Evangelios. Está presente en el nacimiento y en la infancia de Jesús. San José estaba en Jerusalén con la Virgen cuando Jesús se perdió durante tres días en el templo. Pero ya no aparece más. En la vida pública de Jesús sólo aparece su madre, la Virgen, y sólo hay una mención cuando sus vecinos dicen de Él, “es el hijo del carpintero”. Todo hace suponer, según los datos disponibles, que José debió de fallecer entre los 12 años y antes del inicio de la vida pública de Cristo.
El silencio de San José en la Biblia
La presencia de San José en las Escrituras queda recogida en los primeros capítulos de los evangelios de San Mateo y de San Lucas, cada uno destacando distintos aspectos del “padre de Jesús”.
En el Evangelio de San Mateo la primera vez que aparece el nombre de San José es en la genealogía de Jesucristo, desde Abraham al nacimiento del Mesías. Y así concluye: “Jacob engendró a José, el esposo de María, de la que nació Jesús, llamado Cristo”.
Y prosigue este Evangelio de esta manera: «La generación de Jesucristo fue de esta manera: Su madre, María, estaba desposada con José y, antes de empezar a estar juntos ellos, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo. 19.Su marido José, como era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto. Así lo tenía planeado, cuando el Angel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: ‘José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados’”. Unos versículos más adelante Mateo explica: “Despertado José del sueño, hizo como el Ángel del Señor le había mandado, y tomo consigo a su mujer. Y no la conocía hasta que ella dio a luz un hijo, y le puso por nombre Jesús”.
En el segundo capítulo, aparece la huida Egipto tras la visita de los Reyes. La valentía con la que San José protege a Jesús y a la Virgen. Dice así este pasaje: “Después de que ellos (los magos nda) se retiraron, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: ‘Levántate, toma contigo al niño y a su madre y huye a Egipto y estate allí hasta que yo te diga. Porque Herodes va a buscar al niño para matarle’. Él se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se retiró a Egipto; y estuvo allí hasta la muerte de Herodes para que se cumpliera el oráculo del Señor por medio del profeta: De Egipto llamé a mi hijo”.
Algunos versículos más adelante aparece: “Muerto Herodes, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José en Egipto y le dijo: ‘Levántate, toma contigo al niño y a su madre, y ponte en camino de la tierra de Israel, pues ya han muerto los que buscaban la vida del niño’. Él se levantó, tomó consigo al niño y a su madre, y entró en tierra de Israel. Pero al enterarse de que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allí y avisado en sueños, se retiró a la región de Galilea, y fue a vivir en una ciudad llamada Nazaret para que se cumpliese el oráculo de los profetas: será llamado Nazoreo”.
Ya en la vida pública de Jesús existe una mención más a San José, cuando en su pueblo Cristo predicaba en la sinagoga y admirados los vecinos se preguntaban: «¿No es éste el hijo del carpintero?”.
Por su parte, en el Evangelio de San Lucas se recogen también varios episodios en las que de forma silenciosa, pero siempre ejerciendo esa paternidad, protegió a la Sagrada Familia. “Subió también José desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén (…) para empadronarse con María, su esposa, que estaba encinta”.
Fue aquí donde nació Jesús y en la adoración de los pastores dice el Evangelio que «fueron a toda prisa, y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre”. Más adelante, cuando subieron a Jerusalén para la presentación en el Templo «su padre y su madre estaban admirados de lo que se decía de él”. Y ya es a los doce años de edad cuando hay otra mención a San José, igualmente cuando suben a Jerusalén para la Pascua y Jesús se perdió en el templo. “’Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando’. Él les dijo: ‘Y ¿por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?’. Pero ellos no comprendieron la respuesta que les dio. Bajó con ellos y vino a Nazaret, y vivía sujeto a ellos”.
Desde cuándo se celebra la festividad de San José
San José se celebra el 19 de marzo, aunque igualmente el esposo de la Virgen tiene ligada a su figura otra festividad, la de San José Obrero, día de los trabajadores, y que se celebra el 1 de mayo.
La devoción a San José comenzó en Oriente en el siglo IV, pero no con el énfasis que se tiene actualmente. En aquellos primeros siglos esta devoción era principalmente dirigida a los mártires, y no se veneraba de manera muy notoria a San José con el objetivo, quizás, de potenciar la paternidad divina de Jesús. Santa Elena, la madre de Constantino, realizó una importante labor para rescatar los santos lugares y en el siglo IV en la basílica que ordenó construir en Belén había un oratorio destinado a San José.
De hecho, Padres de la Iglesia como San Agustín, San Jerónimo o San Juan Crisóstomo, entre otros, no dudaron en hablar y alabar a San José. San Pedro Crisólogo escribió: “José fue un hombre perfecto, que posee todo género de virtudes”.
Mientras tanto, en Occidente hay referencias a San José en el siglo IX, concretamente en martirologios locales. Y en 1129 se conoce en Bolonia la primera iglesia destinada a este santo. En este mismo siglo XII importante santos como San Bernardo, Santo Tomás de Aquino o Santa Brígida de Suecia comenzaron a extender la devoción a San José. En el siglo XV, santos como Vicente Ferrer o Bernardino de Siena siguieron esta tarea.
Fue el Papa de Sixto IV (1471-1484), quien introdujo a San José en el calendario romano en el 19 de Marzo. Desde entonces su devoción ha seguido creciendo en popularidad. Destaca especialmente la devoción de Santa Teresa de Jesús, que en su reforma del Carmelo lo estableció como patrono. En 1621 Gregorio XV la elevó a fiesta de obligación. Más adelante Benedicto XIII introdujo a San José en la letanía de los santos en 1726.
La devoción a San José se arraigó entre los obreros durante el siglo XIX. El crecimiento de popularidad movió a Pío IX, el mismo un gran devoto, a extender a la Iglesia universal la fiesta del Patronato (1847) y en diciembre del 1870 lo declaró patrono de la Iglesia universal. San Juan XXIII introdujo su nombre en el canon de la misa; Pío XII lo presentó como ‘Patrono de los trabajadores’ y San Juan Pablo II como ‘Custodio del Redentor’, también muy querido por el pueblo se le conoce como “Patrono de la buena muerte”.
Patronazgos de San José
La inmensa devoción que se tiene en la Iglesia a San José queda de manifiesto en la multitud de patronazgos que ostenta y en la importancia de todos ellos. A continuación, mostramos algunos de ellos:
-San José es patrono de la Iglesia universal.
-Patrono de los padres de familia.
-Patrono de la buena muerte, de los moribundos.
-Patrono de los seminarios y de las vocaciones sacerdotales.
-Patrono de los trabajadores, de los artesanos y de los carpinteros.
-Es también patrono de los emigrantes, los viajeros y los niños por nacer.
-San Juan Pablo II también lo definió como el “Custodio del Redentor”
Numerosas congregaciones, pero también países enteros tienen a San José como su santo patrón: Austria, Bélgica, Canadá, Costa Rica, Corea del Sur, Italia, México, Nueva Caledonia, Panamá, Perú o Vietnam.
¿Por qué se representa a San José con una vara florida?
San José ha sido enormemente representado en el arte a lo largo de los siglos y uno de los elementos característicos que más acompaña a este santo en el arte es una vara florida, cuyo origen viene de una tradición antiquísima relacionada con los desposorios entre la Virgen y San José.
Esta tradición proviene de los Evangelios apócrifos y sitúa el acontecimiento al cumplir la Virgen la edad de doce años (Protoevangelio de Santiago) o los catorce años según el Evangelio del Pseudo Mateo y el Libro sobre la Natividad de María. En ellos se dice que María llevaba interna en el Templo desde los tres años, y al llegar a aquella edad, el Sumo Sacerdote consideró que había que buscarle un esposo para cumplir con la Ley de Moisés.
María expuso que había hecho voto de consagrarse virgen a Dios, por lo que el Sumo Sacerdote le sugirió que hiciera oración para ver cuál era la voluntad divina, oyéndose entonces desde el Propiciatorio una voz que indicó que se le diera esposo según la profecía de Isaías: “Un brote saldrá del tronco de Jesé, un vástago surgirá de sus raíces. Sobre él reposará el Espíritu de Yahvé”. Por ello se convocó a todos los descendientes de David, solteros y viudos, que deberían llevar una vara. Se hizo oración y milagrosamente floreció la de San José con unas blanquísimas flores, al tiempo que voló sobre ella una paloma nívea. De ahí que se represente siempre a San José con esta vara con flores blancas.
Los siete domingos de San José: Dolores y gozos
De cara al día de San José hay una antigua y seguida tradición que prepara esta solemnidad durante los siete domingos anteriores a esta fiesta recordando los siete dolores y gozos en la vida de San José. El Papa Gregorio XVI fomentó la devoción de los siete domingos concediéndole muchas indulgencias. Son estos:
Primer domingo de san José
Primer dolor: Estando desposada su madre María con José, antes de vivir juntos se halló que había concebido en su seno por obra del Espíritu Santo (Mt 1,18).
Primer gozo: El ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, pues lo concebido en ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús (Mt 1, 20-21).
Segundo domingo de san José
Segundo dolor: Vino a los suyos, y los suyos no le recibieron (Jn 1,11).
Segundo gozo: Fueron deprisa y encontraron a María, a José y al niño reclinado en el pesebre (Lc 2,16).
Tercer domingo de san José
Tercer dolor: Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidarle, le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de que fuera concebido en el seno materno (Lc 2,21).
Tercer gozo: Dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados (Mt 1, 21).
Cuarto domingo de san José
Cuarto dolor: Simeón los bendijo, y dijo a María, su madre: Mira, éste ha sido puesto como signo de contradicción para que se descubran los pensamientos de muchos corazones (Lc 2, 34-35).
Cuarto gozo: Porque han visto mis ojos tu salvación, la que preparaste ante todos los pueblos; luz para iluminar a las naciones (Lc 2, 30-31).
Quinto domingo de san José
Quinto dolor: El ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: Levántate, toma al niño y a su madre, y huye a Egipto, y estate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo (Mt 2,13).
Quinto gozo: Y estuvo allí hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera lo que dice el Señor por el profeta: «De Egipto llamé a mi hijo» (Mt 2,15).
Sexto domingo de san José
Sexto dolor: Él se levantó, tomó al niño y a su madre y regresó a la tierra de Israel. Pero al oír que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre Herodes, temió ir allá (Mt 2, 21-22).
Sexto gozo: Y fue a vivir a una ciudad llamada Nazaret, para que se cumpliera lo dicho por los profetas: será llamado Nazareno (Mt 2,23).
Séptimo domingo de san José
Séptimo dolor: Le estuvieron buscando entre los parientes y conocidos, y al no hallarle, volvieron a Jerusalén en su busca (Lc 2, 44-45).
Séptimo gozo: Al cabo de tres días lo hallaron en el Templo, sentado en medio de los doctores, escuchándoles y haciéndoles preguntas (Lc 2,46).
Letanías de San José
Señor, ten piedad.
Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Dios, Padre celestial, ten misericordia de nosotros.
Dios, Hijo, redentor del mundo, ten misericordia de nosotros.
Dios, Espíritu Santo, ten misericordia de nosotros.
Trinidad Santa, un solo Dios, ten misericordia de nosotros.
Santa María, ruega por nosotros. San José, ruega por nosotros.
Glorioso descendiente de David, ruega por nosotros.
Luz de los patriarcas, ruega por nosotros.
Esposo de la Madre de Dios, ruega por nosotros.
Custodio del Redentor, ruega por nosotros.
Custodio casto de la Virgen, ruega por nosotros.
Tú que alimentaste al Hijo de Dios, ruega por nosotros.
Diligente defensor de Cristo, ruega por nosotros.
Servidor de Cristo, ruega por nosotros.
Ministro de la salvación, ruega por nosotros.
Cabeza de la Sagrada Familia, ruega por nosotros.
José, justísimo, ruega por nosotros.
José, castísimo, ruega por nosotros.
José, prudentísimo, ruega por nosotros.
José, fortísimo, ruega por nosotros.
José, obedientísimo, ruega por nosotros.
José, fidelísimo, ruega por nosotros.
Espejo de paciencia, ruega por nosotros.
Amante de la pobreza, ruega por nosotros.
Modelo de los trabajadores, ruega por nosotros.
Esplendor de la vida doméstica, ruega por nosotros.
Custodio de las vírgenes, ruega por nosotros.
Columna de las familias, ruega por nosotros.
Apoyo en las dificultades, ruega por nosotros.
Consuelo de los que sufren, ruega por nosotros.
Esperanza de los enfermos, ruega por nosotros.
Patrono de los exiliados, ruega por nosotros.
Patrono de los afligidos, ruega por nosotros.
Patrono de los pobres, ruega por nosotros.
Patrono de los moribundos, ruega por nosotros.
Terror de los demonios, ruega por nosotros.
Protector de la santa Iglesia, ruega por nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten misericordia de nosotros.
Lo nombró administrador de su casa. Señor de todas sus posesiones. Oremos. Oh, Dios, que con inefable providencia elegiste a san José como esposo de la santísima Madre de tu Hijo, concédenos que merezcamos tener como intercesor en el cielo al que veneramos como protector en la tierra. Por nuestro Señor, Jesucristo. Amén.
PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
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