Cantabria anuncia una ley para proteger los pensamientos, Bruselas celebra el progreso, la OMS observa y sonríe… Pero cuando la conciencia humana empieza a ser regulada por decreto, quizá estemos ante un signo terminal. ¿Hay motivos para alarmarse? Tal vez sí. Pero también motivos para esperar que la mentira colapse por fin sobre sí misma.
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