22/12/2024

Reacciones a «Fiducia Supplicans»: entusiasmos, precisiones al contenido, críticas abiertas…

Dos manos entrecruzadas con fondo de una bandera gay: es la fotografía elegida por el padre James Martin, S.J. para mostrar en su perfil de X (Twitter) un indisimulado entusiasmo por Fiducia supplicans, la declaración del Dicasterio para  la Doctrina de la Fe que autoriza la bendición de parejas del mismo sexo y otras en «situaciones irregulares».

Entusiasmos

La «histórica declaración vaticana» es «un cambio significativo respecto al ‘Dios no bendice ni puede bendecir el pecado‘ de hace dos años», explica en relación a la respuesta que dio entonces el cardenal Luis Ladaria: «La declaración abre la puerta a bendiciones no litúrgicas de parejas del mismo sexo, algo que antes estaba vetado a obispos, sacerdotes y diáconos».

Y Martin añade: «Desconfiad de la respuesta ‘Nada ha cambiado’ a la noticia de hoy. Es un cambio importante. En resumen: ayer, como sacerdote, se me prohibía completamente bendecir a una pareja del mismo sexo. Hoy, con algunas limitaciones, puedo hacerlo«.

La misma recepción favorable se aprecia en el camino sinodal alemán, por parte de sus dos co-presdientes.

Irme Stetter-Karp, presidenta del Comité Central de los Católicos Alemanes, es muy expresiva: «En mi opinión, lo principal es que el Dicasterio para la Doctrina de la Fe ha hecho algo que nosotros podemos y queremos recibir con satisfacción. Lo que me parece fundamental es que el afecto que buscaban las parejas con esa bendición, llegará a través de esa bendición. Y yo diría: ¡Gracias a Dios!».

Por su parte, el presidente de la conferencia episcopal alemana, Georg Bätzing, mostró también su satisfacción por que «ahora se rescate el tesoro» de los distintos tipos de bendiciones (las «litúrgicas» y las «no rituales», «espontáneas» o «pastorales») «para la diversidad de modelos de vida«. Además, Bätzing subraya un aspecto importante: los sacerdotes quedan en cierto modo obligados a dar esa bendición en las condiciones establecidas por el texto de la declaración: «El texto muestra el significado pastoral de una bendición que no puede ser rechazada tras una petición personal».

Precisiones

Esa distinción entre «bendiciones litúrgicas (sacramentales)» y «bendiciones pastorales» es la línea de defensa del documento establecida, por ejemplo, por la conferencia episcopal estadounidense, la cual señala que estas últimas, según la declaración del cardenal Víctor Fernández, «pueden darse a personas que desean la presencia de la gracia amorosa de Dios en su vida». Según los obispos norteamericanos, «la doctrina de la Iglesia sobre el matrimonio no ha cambiado, y esta declaración lo afirma, al tiempo que hace un esfuerzo para acompañar a las personas con bendiciones pastorales porque todos necesitamos en nuestra vida la sanación por el amor y la misericordia de Dios».

Los obispos de Estados Unidos no siguieron la petición que les había cursado el destituido obispo de Tyler (Texas), Joseph Strickland, quien les invitó a «unir sus voces con fuerza y alegría en el Señor en estos últimos días de Adviento para decir ‘no’ a este último documento… y no incorporarlo a la vida de la Iglesia, para afrontar así la confusión, con asuntos que surgen continuamente, para conocer la verdad de Jesucristo, que no cambia».

En España, el sacerdote Ignacio Amorós, ha difundido por redes sociales un vídeo en el que sostiene que «el Papa Francisco, como siempre, no se separa una coma de la doctrina de la Iglesia«. La declaración «está muy buen fundamentada en una consideración profunda y muy bonita sobre las bendiciones en la Sagrada Escritura y en la Iglesia» y «quiere mostrar la cercanía de Dios con todos y que la Iglesia siempre está abierta para todos», y para ello distingue entre bendiciones rituales o litúrgicas y las bendiciones espontáneas». En esta segunda categoría «se contempla ahora la posibilidad de acoger también a quienes no viven según las normas de la doctrina moral cristiana».

La explicación del sacerdote Ignacio Amorós sobre ‘Fiducia supplicans’.

Por su parte, el obispo de Orihuela-Alicante, José Ignacio Munilla, en su perfil de X, señaló lo siguiente: «La caridad pastoral es una llamada a que todos los pecadores podamos ser bendecidos, pero no a bendecir nuestro pecado… Este fue el proceder de Jesús de Nazaret, quien ‘dijo-bien’ de la mujer pecadora a quien querían apedrear, pero no por ello bendijo sus relaciones (‘Tampoco yo te condeno, vete y no peques más’, Jn 8, 11). En consecuencia, el Evangelio nos invita a que bendigamos a cuantos se abren al don Dios, incluidos quienes viven en situaciones afectivas irregulares; mientras que no nos otorga potestad alguna para bendecir sus uniones contrarias al designio de Dios».

Monseñor Munilla se remitía a lo que dijo a este respecto el pasado mes de octubre, en un vídeo difundido en redes:

«Dios bendice a los pecadores pero no los pecados… Dios puede tener paciencia en nuestro caminar pero no puede bendecir un camino que vaya en la dirección equivocada», dijo entonces Munilla, comentando la respuesta del Papa a los dubia presentados por algunos cardenales justo sobre esta cuestión.

Como en esa respuesta ya se planteaba la distinción que ahora se ha consagrado en la declaración, el obispo de Orihuela-Alicante recuerda, respecto a las bendiciones litúrgicas, que «la Iglesia no tiene poder para impartir la bendición a las uniones homosexuales; no es que no quiera…, es que no tiene autoridad y no puede cambiarlo. No puede venir un sínodo y cambiarlo, ni un concilio, ni el Papa siguiente. ¿El Papa puede venir dos años después y cambiarlo? No, sería una quiebra del magisterio de la Iglesia».

Al mismo tiempo, señalaba que, siguiendo lo que decía Francisco, hay que «discernir adecuadamente si hay formas de bendición, solicitadas por una o por varias personas, que no transmitan una concepción equivocada del matrimonio, porque cuando se pide una bendición se está expresando un pedido de auxilio a Dios, un ruego para poder vivir mejor, una confianza en un Padre que puede ayudarnos a vivir mejor».

Críticas

Ese discernimiento es el que preocupa a los más críticos con el nuevo documento. Como síntesis de esa inquietud, Phil Lawler, director del portal católico estadounidense Catholic Culture, se plantea: «Cuando dos personas le piden a un sacerdote que les bendiga como pareja, ¿cómo puede evitar la Iglesia la impresión de que el sacerdote, representante de la fe católica, está bendiciendo su unión?».

El propio cardenal Fernández ha precisado que las bendiciones «pastorales» o «espontáneas» autorizadas no son individuales, sino a «la pareja». Cuando una familia pide a un sacerdote que les bendiga, nadie entiende que se estén recibiendo tantas bendiciones individuales como personas la forman, sino una sola bendición a la familia como entidad.

Por eso Lawler incide, desde otro punto de vista, en lo mismo que monseñor Bätzing respecto a la situación en la que quedan los sacerdotes a quienes una pareja «en situación irregular» o del mismo sexo acuda a solicitar una bendición: «La declaración del Vaticano deja a los pastores decidir por sí mismos cómo responder a la petición de las parejas. Sin embargo, les advierte de que deben ‘evitar el apoyar su praxis pastoral en la rigidez de algunos esquemas doctrinales o disciplinares’. Disculpen mi cinismo, pero esto me suena a una invitación a esquivar la perspectiva doctrinal para evitar situaciones desagradables que podrían surgir por la condena por la Iglesia de los actos antinaturales».

En consecuencia, concluye Lawler, «el Dicasterio para la Doctrina de la Fe permite (¿anima?) a los sacerdotes católicos a mantener una especie de pureza ritual, diciéndoles que no deben tratar a una unión homosexual como un matrimonio, cuando a los ojos del mundo harían exactamente eso».

PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»