“Imagina por un momento estar viendo una noticia tras otra donde se dice que una persona como tú no debería existir. Imagina que escuchas, una y otra vez, que deberías estar muerto. Imagina que alguien te dice, en la televisión o en la vida real, que te deberían haber abortado. Esa ha sido mi experiencia durante casi toda mi vida”, lamenta Ryan Bomberger al contar su historia en Life News.
La resiliencia de una madre
Su madre tenía 21 años y estaba en el Ejército cuando fue violada, pudiendo acogerse a los planes del Departamento de Defensa para abortar en estos casos. No lo hizo: “Ella fue víctima de la violencia de la violación, pero le estoy muy agradecido por no convertirme a mí en víctima de la violencia del aborto”, subraya Ryan.
¿Cuál ha sido su realidad posterior? “Fui concebido por violación pero adoptado por amor” es el lema de Ryan cuando cuenta su vida. Él fue el primer niño adoptado por Henry y Andrea Bomberger, y se convirtió en la “catálisis” desencadenante de que adoptasen nueve más, que se sumaron a los tres hijos naturales que tuvieron. En total, una familia de 15 miembros en la que todos han sido felices. Sus padres adoptivos no pusieron objeciones al origen de todos ellos, “contextos muy distintos y todos desestructurados”, sino que les amaron “por algo que la mayoría no quiere ver”: “Que Dios tenía un propósito para cada uno de nosotros”.
‘Concebido por violación, adoptado por amor’ es el lema de Ryan, quien ha difundido dos vídeos de 1 minuto donde sintetiza su historia. Éste es uno.
Ryan se casó con Bethany y tienen cuatro hijos, dos naturales y dos adoptados. Por eso señala las consecuencias de la “valentía” de su madre, que fue “más fuerte que el aborto” aunque “no podía saber hasta qué punto su decisión cambiaría la vida de otras personas”: “Su resiliencia tuvo consecuencias maravillosas que se prolongarán durante generaciones” a través de la oportunidad que han tenido en la vida sus doce hermanos y él y todos sus descendientes. Una prueba, dice, de que “el triunfo puede surgir de la tragedia”.
Además de contar su testimonio, Ryan argumenta contra la cultura de la muerte: “Muchos dicen que si no has sido planificado no vas a ser deseado ni amado. ¡Es algo tan falso…! Mi madre pasó nueve meses de un embarazo traumático, pero su coraje me ha permitido a mí amar y ser amado: por mis padres, por mis hermanos y por mi maravillosa mujer e hijos. Siempre le estaré agradecido”.
Un «miedo táctico»
Bomberger lamenta pertenecer a “ese 1% que sirve para justificar el 100% de los abortos”, en alusión a que la excepcionalidad de la violación como causa de aborto es muy empleada por los grupos abortistas como instrumento de manipulación emocional: “La tragedia de la violación se está utilizando masivamente y se está explotando políticamente para justificar todos los abortos. Y no es porque haya un repentino impulso de compasión hacia las víctimas de violación, sino porque es un miedo táctico muy útil para una mayor aceptación del aborto libre. La violación es violencia. El aborto es violencia pagada. Ambos dejan víctimas heridas y abandonadas”.
‘Soy el 1% con el que se quiere justificar el 100%’, denuncia Ryan. Éste es su segundo vídeo de un minuto sobre su caso.
Denuncia también la incoherencia legal: “Muchos argumentan que yo merecía una pena más severa que el criminal… y el Tribunal Supremo les dio la razón”. Hace referencia a la sentencia Coker vs. Georgia de 1977, según la cual “la pena de muerte por el crimen de violación es enormemente desproporcionada y un castigo excesivo, y por tanto la prohíbe la 8ª Enmienda como un castigo cruel e inusual”.
Esto, solo cuatro años después de que la célebre sentencia Roe vs. Wade (revertida en 2022 por la sentencia Dobbs) amparase el aborto como derecho constitucional. “¿Cómo es posible que el inocente tenga, como ser humano, un estatus inferior al de los violadores? Ayudadme a verle sentido a eso”, pide Ryan.
Y añade: “Ninguno somos responsables de las circunstancia de nuestra concepción, ¿por qué entonces un niño tendría que pagar por el crimen de su padre?… El valor que tenemos no procede de nuestro gobierno ni de nuestro origen, logros, estatus social, raza o ascendencia. Nuestro valor humano es intrínseco e irrevocable. En una sociedad que presume de luchar por la igualdad, son demasiados los que no reciben el derecho a ser ‘creados iguales’”, como presume la Constitución estadounidense.
Ryan, en un acto ante la estatua de Lincoln en Boston reivindicando que la igualdad que proclama la Constitución no es real si discrimina a los no nacidos por su origen.
“La igualdad comienza cuando nosotros comenzamos. Científicamente, eso sucede, por supuesto, en el momento de la concepción. Sin embargo, millones de seres humanos, sin culpa por su parte, son devaluados, deshumanizados y destruidos porque son considerados menos valiosos o sin valor. Su propia existencia es una amenaza para un concepto esclavizante de ‘libertad’”, afirma.
Y concluye reivindicando el derecho a dar a conocer su caso: “Los medios sistémicos te ofrecen un único ‘relato’ sobre el embarazo por violación: el aborto. ¿Por qué temen las historias que no terminan en una violencia añadida, sino en una victoria valerosa?… Estoy aquí porque mi madre biológica fue más fuerte que sus circunstancias, más fuerte que su violador. La fortaleza de una venció a la brutalidad del otro. Parte de mi misión en la vida es desmentir el relato de los medios sistémicos pro-abortistas, que odian historias como la mía… Ojalá un día la gente con un origen como el mío puede encender la televisión o navegar por las redes sociales y ser afirmados en lo que son: seres humanos que merecen vivir”.
PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
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