Oracion a María para cada sábado:
La luz de este día sábado, donde reposó el creador de todo, es María, aquella alma en quien ha encontrado reposo el Señor.
Es María el tabernáculo de la nueva alianza donde ha venido el Señor a encontrar su morada. Es en María donde encontramos nosotros nuestro refugio.
En un sábado han sido creadas las criaturas y en un sábado Dios ha completado todo. De igual manera, el Señor en nuestra Santa Madre ha cumplido todas las obras de su Gracia.
Llena de Gracia te pedimos tomes de nuestras manos miserables, nuestras súplicas, y las presentes al Señor.
Día sábado bendito, y día santo. Cuánto bendito y santo, como sabemos que singularmente bendita y santa es la santísima Virgen María. Bendícenos oh Madre, para encontrar Gracia a los ojos de Dios nuestro Señor.
Sábado que dejas a atrás el doloroso Viernes, y nos llevas a las glorias del domingo, libéranos de las penas, y llevanos con María, la mediadora entre nuestra dolorosa existencia, y la Gloriosa presencia de Cristo nuestro Señor y rey de los Cielos.
Cuando en sábado, todos los seguidores de Cristo, incluidos los más cercanos, los apóstoles, perdieron la esperanza y temerosos se escondieron, allí María tú permaneciste fiel y firme en la fe, esperando la resurrección de Cristo.
Te pedimos Señora, consíguenos la Gracia de creer como tú. A tí pedimos intercesión, seguros de ser escuchados.
Amén.
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Nota: Esta oración es una adaptación libre del Himno a María -de Fray Humberto de Romanis y es una de las más antiguas y bellas oraciones a María.
¿Por qué el sábado es el día de María?
Desde los principios de la Iglesia, se ha buscado las mejores formas de honrar a nuestra Santa Madre María, y por ella tener camino seguro hacia Cristo.
La dedicación del sábado a Santa María en la liturgia, ha comenzado desde la antiguedad. Ya en la época de Carlo Magno (alrededor del año 770).
En los siglos sucesivos, teólogos y litúrgicos han dado siete razones para ello.
En el siglo XIII el venerable Humberto de Romanis, cuarto sucesor de Santo Domingo al frente de la orden de los frailes predicadores (dominicanos) nos da estas poderosas razones:
1. – El sábado es el día bendito por Dios, por encima de los otros días de la semana, y María es la bendita entre todas las mujeres.
2. – El sábado es el día santificado por Dios, y María es la «plena de gracia», la santa entre los santos, por lo que es justo dedicar el día sábado a ella, toda santa. Dios ha cumplido las obras de la naturaleza un día sábado, y en María ha cumplido las obras de la Gracia sobre las criaturas.
3. – El sábado es el día en el que Dios, después de la creación, reposó, pero el verdadero reposo de de Dios es María, por que Dios descansa en un alma en la cual se complace. La Biblia dice que Dios ha reposado en su tabernáculo, y María es el tabernáculo donde reposa la nueva alianza.
4. – Como el sábado es la puerta que nos introduce en el domingo, así María es la puerta por la cual Cristo ha entrado al mundo.
5. – Como el sábado es el día de transición, entre el viernes doloroso, y el domingo de gloria, sin atravesar el sábado no se puede pasar de la pena a la Gloria.
Así María es la mediadora entre nosotros vivientes del dolor en la tierra del exilio, y Cristo ya glorioso en el Cielo.
6. – En el sábado en el que Cristo yacía en el sepulcro y los apóstoles incredulos y desconfiados, se habían escondido por miedo a los Judíos, la fe de la Iglesia, ese día, se concentró toda en María, que sí permaneció ese sábado creyendo y esperando la resurrección de su hijo.
7. – La misma Madre de Jesús ha mostrado predilección por este día: en la Iglesia de Blacherne en Costantinopla.
Cada viernes al atardecer, sin que intervenga mano humana, se corre milagrosamente el velo que cubre el ícono de la «Theotokos» (madre de Dios en griego), la cual suspendida en el aire, se deja ver por los fieles hasta las 9 del sábado, cuando, sin intervención humana, se cubre nuevamente con el velo, y vuelve el icono a su puesto habitual.
El Papa Beato Urbano Segundo, celebró Concilio en Claramonte Francia, y mandó que se rezase cada día el Oficio de Nuestra Señora, y los sábados, si no hubiese Doble o Semidoble (prioridades litúrgicas que dependen del calendario), fuese rezado el de la Santísima Virgen María.
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