«Dejadme ir a la casa del Padre.» Con estas palabras, pronunciadas en la quietud de su habitación el 2 de abril de 2005, San Juan Pablo II entregó su alma al Dios que había amado con intensidad desde su juventud y al que sirvió hasta el fin de su vida.
More Stories
Una exclusiva muy comprometedora
Massa y Milei se disputarán la presidencia de Argentina en la segunda vuelta
Covadonga acoge la segunda Jornada Eucarística Mariana Juvenil