Cada mes de enero, cientos de miles de personas invaden las calles de los Estados Unidos siguiendo la tradicional Marcha por la vida. Su matriz, en Washington, es la más multitudinaria y, por lo general debido al mes de la convocatoria, de las más frías. Nada de eso impide que cada año, entre la multitud, aparezcan puntuales, dispuestos y diligentes los ya conocidos hábitos azul oscuro coronados por largas cofias blancas y rosarios en apariencia inofensivos. Quienes los portan y rezan, las icónicas Sisters of life, saben que son lo más efectivo si se trata de defender la vida. La oración, dicen, es el arma más poderosa y útil frente a la cultura de la muerte. Y lo saben por experiencia.
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