SOBRE EL PUDOR EL DÍA DE LA BODA
Como sacerdote, presidir una ceremonia de matrimonio es a menudo una tortura. En ese día, la Casa del Señor se llena de gente (lamentablemente, mujeres) que parecen más desnudas que vestidas. Si todos los días nos encontramos con mujeres mal vestidas, parece que cuando asisten a una boda se disputan el primer lugar en la indecencia y la depravación. Pero me asalta un dolor cuando veo a la estrella de la fiesta, la novia, también haciendo un show de desnudez. Al son de una música vibrante, entra con un vestido de tres metros de largo. Sin embargo, no obtuvo suficiente tela para cubrir sus senos, que siempre están expuestos (con muy pocas excepciones). Además de los senos, a veces la novia se preocupa por mostrar los hombros o la espalda. Mientras el novio está completamente cubierto, de traje y corbata, hasta el cuello y las muñecas, su futura esposa desfila (perdonen la comparación) como si fuera un trozo de carne que el carnicero expone para atraer clientes. La escena es escalofriante. ¡Ni siquiera el día de su boda la pareja aprendió lo que significa la modestia y la castidad! ¿Cómo fue su «noviazgo»? ¿Y cómo será su vida de casada?
– Pero me veo obligada a usar un vestido que muestre mis senos y hombros el día de la boda… No encuentro otro para comprar…
La modestia y el pudor el día de la boda son primordiales, ya que estás velando y preservando tu cuerpo para aquel con quien vas a hacer tus promesas eternas frente al Altar. Aquel hombre al cual amarás toda tu vida, la exclusividad de tu cuerpo debe ser guardada para su acto conyugal en donde los dos serán Una Sola Carne, y él igualmente se donará totalmente a ti.
Descubriendo la castidad – Padre Luiz Carlos Lodi da Cruz
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