Hoy es el último día de las primeras Comuniones. Para los niños es su primera Comunión, para mí la sexta tanda de este mes. Justamente eso me obliga a esforzarme más, a poner más cariño aun en la celebración y aguantar con más paciencia a padres y familiares nerviosos que no se enteran de lo que estamos haciendo. La ilusión de esos niños tiene que ser mi ilusión, la ilusión de Jesús de estar en ellos tiene que ser mi ilusión. Cuando se celebran varias Misas en un día la mejor debe ser la última.
«Dejad que los niños se acerquen a mi: no se lo impidáis, pues de los que son como ellos es el reino de Dios. En verdad os digo que quien no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él».
Esta semana que hemos recibido la alegría de la pronta canonización de Carlo Acutis, que desde que hizo su primera comunión nunca faltó a Misa a diario, hay que pedir mucho por los niños. Es una lástima que muchos padres, educadores y hasta sacerdotes no dejen a los niños acercarse a Jesús. Como si a Dios lo entendiésemos de mayores…, mañana veremos que no. Dios hace cada vida nueva, ilusionante, enamorada, intensa, apasionante…, y les privamos de toda esa Vida, robándoles la infancia y la fe. Para Dios nunca somos grandes.
Y aprovechando la primera lectura los más parecidos a los niños son los enfermos. Muchas veces no pueden ni hablar ni andar.
¿Está enfermo alguno de vosotros? Llame a los presbíteros de la Iglesia, que recen por él y lo unjan con óleo en el nombre del Señor. La oración hecha con fe salvará al enfermo y el Señor lo restablecerá; y si hubiera cometido algún pecado, le será perdonado.
Cuántas veces se niega la unción a los enfermos porque se piensa que el sacerdote le va a asustar. El sacerdote va a pedir con la Unción de enfermos la curación del cuerpo si conviene y la salvación del alma. Lo que da miedo es enfrentarse a la muerte y al dolor sólo, con el placebo de los que te dicen “que no pasa nada” cuando tu vida está en peligro. No tengáis miedo a llamar a los sacerdotes para que recen sobre nuestros enfermos, si no los estaremos condenando a la muerte muerta.
Virgen María, acoge en tus brazos a todos los niños y a todos los enfermos, que nunca se separen de tu Hijo. Cristo todo lo hace nuevo.
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