Aunque es difícil de saber con precisión, no es exagerado suponer que los abortos realizados con métodos químicos superan con creces a los quirúrgicos. Hablando de los registrados, organizaciones como IPF se han hecho eco de que aproximadamente el 23% de los abortos anuales son bajo esta modalidad, como sucedió en 2015, si bien son únicamente las cifras registradas y oficiales. A ello habría que sumar el porcentaje de abortos producido con la píldora del día después -u otros formatos-, cuya distribución anual suele superar las 700.000 píldoras. Bastaría que un 15% tuviese efectos abortivos para que se igualasen los abortos quirúrgicos. En Estados Unidos, especialistas como Gayle M. Irwin no dudan en afirmar que el aborto químico es el mayoritario.
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