Seamos claros. El sínodo de la sinodalidad ha suscitado en la santa madre Iglesia un interés del todo descriptible: escasísimo. Desde el primer momento. Y cada vez menos. Evidentemente es defendido con mayor o menor convencimiento por todos aquellos que lo llevan en el sueldo: secretaría general, obispos… A ver qué remedio queda. No va a decir un obispo abiertamente, salvo rarísimas y valientes excepciones: Müller, Zen, Sarah… que todo es un despropósito. Si toca sínodo, toca sínodo y, por lo menos, habrá que cumplir por la cosa de la obediencia debida, aunque no sé si mal entendida, y para que en Santa Marta no digan que tal obispo es poco sinodal. Cumplir. Al menos.
More Stories
León XIV toma posesión de su cátedra romana: «La comunión se construye en oración y conversión»
Amplio rechazo ciudadano a la iniciativa de Joe Biden sobre financiación de abortos en empresas
El cántico del Hermano Sol cumple 800 años