Detenidos, deportados a centros de repatriación, víctimas de amenazas, violencia y violaciones de los derechos humanos fundamentales. Ese fue el calvario de cinco familias cristianas iraníes -17 personas en total – que huyeron a Turquía desde Irán ante la crisis social por las protestas callejeras tras la muerte de la joven kurda Mahsa Amini, de 22 años, a manos de la policía moral.
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