[Este ocho de abril se celebra la fiesta de San Vicente Ferrer, el patrón del reino –ahora comunidad autónoma– de Valencia. Con motivo de este día tan señalado, el llorado colaborador de ReL Vicente Alejandro Guillamón publicó el 16 de abril de 2018 este interesante perfil del santo valenciano].
San Vicente Ferrer es muy venerado en toda la región valenciana, donde tiene infinidad de iglesias parroquiales, capillas y barrios dedicadas a su advocación y hasta pueblos enteros con su nombre, como San Vicente del Raspeig en Alicante y San Vicente de Cortes en Castellón.
San Vicente Ferrer nació en Valencia el 23 de enero de 1350 y falleció en Viannes (Francia), después de una vida de trotamundos incansable, el 5 de abril de 1419, de ahí que su festividad se celebre a lo ancho y largo toda la Iglesia en esa fecha, menos, paradójicamente, en la comunidad valenciana, donde tiene lugar el lunes de la semana siguiente de Pascua; por tanto, es movible en función de las fechas de Semana Santa.
Taumaturgo, predicador infatigable, jurista, filósofo y político desfacedor de entuertos, participó muy activamente en la solución de los grandes pleitos de la época, como la superación del cisma de Occidente y el Compromiso de Caspe. Además creó el primer orfanato del mundo para acoger a niños huérfanos abandonados. También es tenido por patrón de los economista españoles, en reconocimiento a sus estudios y propuestas al Papa para que se permitiera el cobro de intereses, moderados y razonables, a los capitales cedidos en préstamo. Ello permitió la creación de los primeros bancos “capitalistas”, que se crearon en Italia, y el nacimiento de la economía moderna.
Durante la causa de canonización, promovida por el primer Papa valenciano, Rodrigo de Borja (Calixto III), se le reconocieron 860 prodigios milagrosos, siendo canonizado en 1455.
Fue un predicador de masas que recorrió España y media Europa, especialmente la Europa occidental. En Wikipedia se dice que predicaba en valenciano y, sin embargo, lo entendía todo el mundo. Sospecho que es una interpretación abusiva de la Historia, al modo del catalanismo manipulador de nuestro tiempo. Creo que San Vicente Ferrer no predicaría en valenciano, sino que, fuera del Reino de Valencia, lo haría en latín, la lengua franca de aquella época.
Tuvo una intervención significativa en la solución del cisma de Aviñón. En un primer momento apoyó al cardenal aragonés Pedro de Luna (Benedicto XIII), pero posteriormente favoreció la elección de Martín V en 1417, el Papa de la unidad o del consenso, romano perteneciente a la poderosa familia de los Colonna. El aragonés no aceptó esa elección y se enrocó en el castillo de Peñíscola hasta su muerte en 1423.
En cuanto al compromiso de Caspe (16 de febrero de 1412) para nombrar nuevo rey de la corona de Aragón, participó de manera decisiva en la elección de Fernando de Antequera, el pretendiente de la casa de Trastámara, cuya dinastía, de origen gallego, ya reinaba en Castilla y León.
El vacío real aragonés se produjo a la muerte de Martín el Humano sin dejar descendiente directo por fallecimiento del heredero. Reunidos por separado los representantes de los tres reinos que integraban la corona aragonesa, pasaron dos años –con enfrentamientos armados incluidos, el asesinato del arzobispo de Zaragoza y tumultos callejeros– sin lograr ponerse de acuerdo. Finalmente las cortes de los tres reinos (Aragón, Valencia y el condado de Barcelona) acordaron aceptar el llamado Compromiso de Caspe, según el cual cada una de dichas cortes designarían tres compromisarios, uno por cada brazo estamental (nobiliario, eclesiástico y popular o representante de las ciudades de realengo o con fueros propios). El elegido tenía que reunir al menos un voto de cada reino y uno de cada brazo.
Los valencianos delegaron en los hermanos Ferrer (Bonifacio, prior de la cartuja de Portacoeli por el brazo eclesiástico, y Vicente, por el brazo popular en representación de la ciudad de Valencia), junto con Pedro Beltrán.
Entre los seis pretendientes, el que tenía mayores derechos al trono aragonés o mayor proximidad al rey difunto era Fernando el de Antequera, como nieto de Pedro IV de Aragón, el Ceremonioso, e hijo de Leonor de Aragón, regente de Castilla y hermana menor de Martín el Humano. Los demás pretendientes eran parientes de tercero y cuarto grado. El Trastámara obtuvo seis votos, los tres de Valencia, dos de Aragón y uno del condado de Barcelona, el del estamento popular. En segundo lugar quedó el conde de Urgel, al que votaron los tres que no lo hicieron por el castellano.
Tanto la elección del Papa del consenso como la de Fernando I de Aragón fueron mucho más complejas y enrevesadas de la forma esquemática de como aquí lo cuento, pero esta síntesis refleja la activa y decisiva participación de San Vicente Ferrer en los dos casos, siempre en busca de la paz y la concordia sociales.
PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
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