Karina Plasencia ha superado ya la treintena y nació en una familia católica muy practicante, de hecho tiene un hermano sacerdote Legionario de Cristo. Pero, no siempre fue así, a medida que crecía, iba dejando a Dios cada vez más fuera de su vida.
«Estaba llena de sufrimiento, de vacíos existenciales y el maligno se aprovechó de mi malestar y quiso hacer un plan con mi vida. Él conoce nuestras debilidades, él también conoce nuestra historia y se aprovecha de esto», comenta Karina.
Una ‘identidad’ desde el dolor
La mexicana tuvo una infancia con muchas heridas de abandono, de rechazo, de abuso y de humillación. «Siempre sentí que no era amada por mis padres, ni por mis hermanos, sentía que no era suficiente, que había decepcionado las expectativas que todos tenían y habían puesto en mí. Todo esto me llevó a rebelarme, sentía una profunda injusticia», relata.
En ese entonces, Karina «estaba lejos de comprender que el Señor permite todo para un bien mejor, que el Señor es capaz de redimir las heridas». «Me encontraba perdida, no sabía quién era. Había perdido mi identidad. Construí mi ‘identidad’ desde mi dolor, desde mis heridas y es lo que quiere el maligno, que construyamos nuestra identidad y nuestra historia desde las mentiras y dolor», cuenta.
«Al ver que mi vida se desmoronaba, ya que vivía desde una identidad rota, empecé a buscar en la Nueva Era. Me empezaron a dar la razón en decisiones que ahora veo que no fueron las más correctas. Por ejemplo, pasaba un mal momento con mi ex esposo, y en la Nueva Era me dijeron que el divorcio estaba bien cuando dos personas se encuentran en ‘diferentes frecuencias'», asegura.
Karina, sin darse cuenta, terminó alejándose de su familia, y de la fe. «En este mundo de la Nueva Era te debes alejar de la religión y de todo lo que tenga que ver con Jesús y con la Verdad. Hablan de la entrega y el sacrificio como ‘falta de amor propio’. Te dicen que eres todopoderoso, que no necesitas a nadie, que en ti está la salvación, que las personas que van a la Iglesia son necesitados y viven en carencia continua».
«Me metí a cursos de meditación con los mejores maestros de la Nueva Era, estas meditaciones tienen como objetivo alcanzar una conexión con ‘tu yo superior’, es decir, estás tratando de activar la glándula pineal, la cual dicen los maestros, que es la glándula espiritual, que si tienes acceso a eso, tu vida se arregla«, explica.
Karina empezó a probar con los chakras, las cartas astrales, el péndulo, las reconexiones de el libro de Eric Pearl, «en donde te dicen que puedes sanarte a ti mismo y sanar a otros», las cartas de ángeles para recibir directamente mensajes para cada día, constelaciones familiares para buscar más orden, cuarzos para protección, meditaciones con mantras, taoísmo y toda una macedonia maléfica.
«Lo hacía desde la inconsciencia más grande y desde la sed de buscar respuestas para sanar el dolor. No me veías a mí con un turbante en la cabeza como yogui, me veías como muchos jóvenes buscando en lugares equivocados que no tienen ni idea de las consecuencias tan dolorosas y de tantas mentiras que existe detrás de todo esto, como si fuera magia pura».
«Recuerdo muy bien uno de los seminarios que tomé con un experto de la Nueva Era, que nos explicaba que este plano era como una Matrix, que unos despertaban y otros no, que la Iglesia nos escondía tantas cosas para tenernos dormidos y seguirlos como soldados, que el nivel más bajo de esa Matrix era estar en la religión (fanatismo), que todo es vibración en este plano, ley de atracción, que para conseguir lo que necesitas, la meta es vibrar en cierta frecuencia karma de otras vidas».
La mexicana comenzó a creer en la reencarnación, hasta que un día «la identidad que te construiste se rompe en pedacitos y viene un declive tan fuerte que ya no sabes quién eres. Tus súper poderes se desvanecen, tu identidad también, tus traumas se presentan con más fuerza y el dolor es muchísimo más fuerte que antes, y además es una frustración enorme. Todo esto lo viví desde una soledad inmensa», recuerda.
«Me había separado del amor de mi Padre, y aunque Dios quería estar conmigo yo le cerré mi corazón. Aceptar que había tocado fondo era aceptar mi historia, aceptar que mucho había sido mentira (…). Es impresionante cómo el mal quiere que todo quede en secreto, como quiere que suframos en silencio, quiere contarnos historias falsas para no dejar que la verdad entre, el mal es el padre de la mentira».
En ese momento de confusión y dolor, le invitaron a un retiro de Rise Up, un retiro carismático de sanación en México, que lo lleva a cabo el Regnum Christi. «En este retiro el Señor vino a buscarme con mucha fuerza (…). Recuerdo muy bien que en uno de los ejercicios que nos dejaron, yo subrayé una frase: ‘sáname de mis entrañas’. Y, así fue. En la primera exposición con el Santísimo le dije a Jesús: si existes muéstramelo, ven a buscarme«.
«Un poco escéptica, puse a prueba a Dios y el Señor obró en mí. Desde el primer instante que expusieron al Santísimo experimenté una paz y un amor tan fuertes, así como un arrepentimiento profundo por haberlo dejado fuera. Lo único que escuché fue: ‘Venid y veréis‘. En ese momento, supe que Él era el único lugar al que quería seguir, que sería mi roca y mi hogar para siempre. Lo único que deseaba era estar con Él y hacer su voluntad».
Karina experimentó varias liberaciones, una de ellas fue por haber abierto todas las puertas de la Nueva Era. «Mi liberación comenzó cuando me preguntaron: ‘¿Hay algo por lo que quieras pedir perdón?’. En mi interior, sentí la necesidad de decir lo siguiente: ‘Pido perdón por pensar que yo era Dios’. En ese momento, el Señor volvió a obrar en mí y me regaló una liberación desde lo más profundo de mi ser».
«Me quitó una venda de mis ojos y me permitió ver la realidad de cada una de las puertas que había abierto en mi búsqueda, cada persona que había estado ahí. Fue tan claro que debía dejarlo todo, cerrar cada puerta que había abierto para abrirse a Él. Volvió a obrar en mí al día siguiente, brindándome una liberación de las heridas de mi infancia».
Karina anima a no dejarse llevar por los cantos de sirena. «Hoy en día, todo lo que no es de la Iglesia suena más atractivo, más moderno entre los jóvenes. Decir ‘yo medito y práctico mindfulness’ suena más atractivo que decir ‘yo soy católico practicante’ o decir ‘yo soy independiente’ en comparación con ‘yo entrego mi vida a Él y dependo de Él’. Pero si quitamos la mentira y vemos la verdad, lo que Él nos pide es: ‘Entreguenme su vida y los llevaré en sus momentos de mayor gozo. En los momentos de sufrimiento, los restauraré'».
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«A veces, las voces malignas tejen una narrativa que resalta nuestras faltas y nos hace sentir culpables, como si fuéramos indignos del amor de Dios. Jesús, sin embargo, nos extiende su mano para que lo sigamos a pesar de todo. Él nos perdona y desea que nosotros también nos perdonemos, que comencemos un nuevo capítulo a su lado, con una página en blanco», concluye.
Puedes leer en ReL más información sobre RiseUp.
Más información en: https://www.riseup.events
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