En la iglesia de Fresne. Él: Hija Mía, ¿no comprendes que las penas que te mando están medidas y como calculadas sobre lo que tú puedes?. Son favores que te ligan a tu Amado. Dame las gracias por esas penillas que Yo pongo en tu corazón como una florecita delicada. Él te encuentra más hermosa cuando sufres con dulce paciencia unida a Su Paciencia. Tu alma toma entonces como un rostro nuevo cuyos rasgos están tomados de los Suyos, Sé flexible y dócil en Mis Manos.
Humíllate siempre, como quien ha merecido sus infortunios. Yo lo sufrí todo, siendo El Inocente. ¿No te sientes dispuesta a sufrirlo todo para consumar nuestra Unión”? ¿O La tienes ya por suficiente y no la deseas todavía más estrecha? ¿Piensas que tu amor Me ha dicho ya su última palabra? Déjate a ti misma y pasa dentro de Mí. Ganarás con el cambio.
Casas, las hay de muchas clases; pero la mas dulce es la Casa de la intimidad del Esposo: si tú llegas a probarla, querrás tener allí tu morada permanente. Y una vez en ella, ¿quién podrá alcanzarte?. Estás en Brazos del Único, pues a Él te has dado. Le has dado tu honor, tus bienes, tu corazón; Él acudirá a todos los medios para tu santificación, que es el fin de los fines. Amar y agradar a Dios, ¡qué importa el resto!
Cuando veas a Dios, .. ¡Cómo te alegraras de haberlo amado y servido! De haberlo glorificado sin regatear y de todo corazón. No temas las tribulaciones, pues por su medio creces y subes; te ayudan a amarme más y Yo te aguardo en una encrucijada, para ver cómo, superas el obstáculo. Me pregunto: ‘Va a pedirme auxilio? ¿Me dará finalmente, en un impulso filial, toda su confianza?’ ¡Cuán grande es la paz de un alma que se Me confía totalmente!
29 de Julio 1943