El Papa se reunió este lunes con los participantes en los capítulos generales de cuatro congregaciones de la Iglesia: las Hermanas Dominicas Misioneras de San Sixto, las de la Sociedad del Sagrado Corazón de Jesús, de la Presentación de María Santísima en el Templo y los Padres Vocacionistas.
La reflexión del Papa giró en torno al discernimiento, formación y caridad. Ya se trate de los «momentos solemnes de las grandes elecciones» o de «los momentos cotidianos de las pequeñas decisiones diarias», la acción de discernir -dijo el Papa- permite seguir la propia vocación a través de «un laborioso trabajo de escucha del Señor, y de uno mismo y de los demás» -hecho de meditación, «de espera paciente», y también «de valentía»- que sin embargo conduce a la comprensión de la voluntad de Dios, sugerida al corazón pero nunca impuesta.
«Nuestro mundo tiene tanta necesidad de redescubrir el gusto y la belleza de decidir, sobre todo respecto a las opciones definitivas, que determinan un giro decisivo en la vida, como la vocacional. Necesita, por tanto, padres y madres que ayuden, sobre todo a los jóvenes, a comprender que ser libre no es permanecer eternamente en una encrucijada, haciendo pequeñas ‘escapadas’ a diestra y siniestra, sin tomar nunca realmente un camino. En paz, pero inquietos», comentó Francisco.
En cuanto a la formación, el Papa reiteró a las monjas y a los padres que es un «camino de crecimiento en la santidad que abarca toda la existencia», entrelazado con la oración personal y comunitaria, la vida de los Sacramentos y la adoración.
«Sólo quien se reconoce humilde y constantemente ‘en formación'» puede a su vez «esperar ser un buen ‘formador’ o ‘ formadora’ para los demás». «Vigilen para que ‘en sus asambleas esté siempre vivo y palpitante el impulso de gratuidad y de amor desinteresado, gracias al cual comenzó su presencia en la Iglesia»‘.
Para el Papa, el capítulo 25 de Mateo sobre el Juicio final es lo que un cristiano y una persona consagrada deben tener siempre como criterio. «El Señor no nos preguntará «¿Qué has estudiado? ¿Cuántos títulos tienes?» (…) He aquí el antídoto eficaz para superar, en nosotros y a nuestro alrededor, la cultura del descarte: por favor, no descarten a las personas, no seleccionen a las personas con criterios mundanos: cuán importantes son, cuánto dinero tienen… esos criterios mundanos, fuera», pidió Francisco.
PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
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