La mañana de este viernes, el aula magna de la Universidad San Pablo CEU ha acogido las sesiones y ponencias inaugurales del Congreso Católicos y Vida Pública, que este año celebra su 25 aniversario dedicándose por entero a la transmisión del Evangelio bajo el lema «Vivir, compartir, anunciar».
Las primeras sesiones del congreso han estado marcadas por continuas menciones y retrospectivas a los orígenes y primeras ediciones. Así lo hizo el nuncio apostólico en España, Bernardito Auza, que comenzó destacando como aunque 1998, año de su primera edición, «parece lejos», la iniciativa del Católicos y Vida Pública «sigue vibrante y actual«, desarrollando aspectos que han servido de «ayuda concreta a la acción comprometida del laico en la vida pública».
Recordó el pontificado de Juan Pablo II, que vio nacer el congreso, así como al entonces cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, que presentó el evento el pasado 6 de noviembre y para el cual respondió a «una necesidad histórica».
Destacó igualmente «el eco y éxito» del Católicos y Vida Pública que ha aumentado progresivamente a lo largo de los años, «siendo miles los que nos siguen y participan en la presente edición».
En consonancia con las tesis del Congreso, Auza recordó que la actitud de los católicos ante la vida pública «no puede estancarse en el ámbito íntimo de la conciencia», sino que debe «salir de la parálisis y la inercia para actuar«.
Del mismo modo, abordó brevemente el significado de la evangelización, recordando que la transmisión del mensaje cristiano debe ser mediante «una proposición y no una imposición», presentándolo «no con una actitud defensiva sino activa y propositiva».
Tres condiciones para la evangelización
En su breve intervención, destacó en base a lo expresado por el Papa Francisco a lo largo de su pontificado tres rasgos que deben informar toda obra evangelizadora:
Mencionó en primer lugar una misericordia que «pone en actitud de comprensión, cercanía, empatía y salida al encuentro del otro, sobre todo el alejado».
Se refirió también a la necesidad del amor por la Eucaristía, que «si mengua, es tibio o no está en el centro de la evangelización», esta «no sería evangelización», sino una mera «comunicación que se pondría en contacto con ideologías y proyectos que pueden ser nobles pero no evangelizadores».
Concluyó mencionando la sinodalidad como «responsabilidad de todos los miembros de la Iglesia». Cada uno de los bautizados, cualquiera que sea su función, es un agente evangelizador», expresó. Por eso, «la nueva evangelización debe implicar un protagonismo de los bautizados» como muestra de una «misión compartida» que es la sinodalidad.
Auza concluyó transmitiendo el mensaje y saludo del Papa al Congreso, en el que agradecía su «diligencia» y trabajo por «iluminar el compromiso cristiano del laico».
«Les animo a impulsar en la sociedad española con conciencia cristiana y en coherencia con ella, los derechos genuinos de las personas búsqueda del bien común, el fomento de la libertad, convivencia, solidaridad y la paz. El Santo Padre les ruega que no le olviden en las oraciones por su ministerio al frente de toda la Iglesia universal e imparto de corazón la implorada bendición apostólica«.
Concluidas las palabras del nuncio, se emitió un breve documental en retrospectiva de los 25 años del Congreso de la ACdP, destacando la labor de los directores del mismo -desde Francisco José Serrano Oceja o Carla Díez de Rivera hasta el actual Rafael Sánchez Saus- o su vertiente cultural, juvenil y evangelizadora.
El aula magna de la Universidad San Pablo CEU, con el consiliario de la ACdP Fidel Herráez, el nuncio apostólico Bernardito Auza, Alfonso Bullón de Mendoza y Rafael Sánchez Saus.
«España, en caída libre»
La primera ponencia de la jornada fue pronunciada por Jaime Mayor Oreja. El también exministro del Interior, presidente del Real Instituto Universitario CEU de Estudios Europeos e impulsor de NEOS comenzó evocando el «Europa, sé tú misma» de Juan Pablo II que precedió a la celebración del I Congreso durante su viaje a Santiago.
Acto seguido, se detuvo a valorar «la actual gravedad de la evolución social y política» en referencia a la reelección este jueves de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno.
«En términos gráficos, España está en una caída libre, con vocación suicida«, comentó.
Su ponencia estuvo plagada de llamadas a elaborar un diagnóstico basado «en la crisis de la verdad».
«Solo hace falta observar el desorden social y político en Occidente para intuir que estamos en el final de una etapa«. Cuando el desorden anida», este es «creciente» y acaba culminando «en alguna expresión de violencia», agregó el exministro del Interior.
También llamó a no confundir la humildad como pretexto para evadir «lo que sucede en el mundo», pues «definirte como una persona con limitaciones no te exime de la responsabilidad y obligación de atreverte a decir la verdad».
La transición que hoy afecta a Occidente es, a su juicio, «expresión de una crisis del valor de la verdad» sustituida por «los relatos y la posverdad» y sin «referencias permanentes». Nuestra crisis, agregó, «no es de supervivencia sino de comodidad. Preferimos una mentira cómoda a una verdad incómoda».
Para Mayor Oreja, la investidura de Pedro Sánchez supone el comienzo de «un nuevo periodo» que, si fue precedido por «el desarrollo de la autodeterminación de la persona» -menciona el aborto, la eutanasia o el cambio de género- ahora apunta a «legitimar la autodeterminación de las comunidades«.
«El desguace de la nación»
«Ha llegado el desguace de la nación. Es una etapa de totalitarismo, de cultura de la cancelación a quienes se opongan a esas leyes que se han construido en estos años, unida a la balcanización», advirtió.
Para Mayor Oreja, «la causa entre las causas» de la «verdad y del bien común» se encuentra «en la pérdida de fe, en la falta de sentido, de dimensión de la trascendencia en nuestra vida y sociedad».
«Llevamos tiempo, décadas, en el ámbito público occidental como si Dios no existiera, de espaldas a cualquier significado del valor de la trascendencia», denunció.
Se refirió al nacionalismo y al terrorismo como elementos desestabilizadores no solo de la unidad nacional, sino de la misma fe.
Así, mientras «la violencia terrorista sobrevaloró lo singular y combatió lo común, los elementos de unión, la historia, la lengua o la fe», el nacionalismo hace que «de una sociedad religiosa se llegue a otras que no creen. El nacionalismo reemplaza una religión universal por otra».
En última instancia, afirmó, la crisis se encontraría en los intentos de «construir una sociedad en el extremo contrario de la antropología cristiana» casi «sin resistencia» pero con «silencios estruendosos«.
No solo en España: «Un Nuevo Orden Mundial»
Y esto, dijo, «no sucede solo en España», sino que se asistiría a «un nuevo orden mundial» impulsado por «organizaciones supranacionales, especialmente naciones unidas».
Si bien en este último se da una «asociación perversa» constituida por «el marxismo cultural, el dinero, el materialismo o el relativismo», en España habría otra conformada por «el socialismo, comunismo y nacionalismo» que «entierra el espíritu de la transición, la referencia de la nación y la constitución, un jaque a la democracia española».
Para Mayor Oreja todo ello son «expresiones de la crisis de la verdad y de fe». Por instó a los cristianos a preguntarse «qué tenemos que hacer», y respondió: «Hemos escondido exageradamente la fe, nuestro reto es cambiar de actitud, tomar conciencia y estar más presentes en el ámbito público».
Concluyó su intervención recordando dos errores que «no se deben cometer», «reducir la fe al ámbito privado» y «pensar que ante una fuerza que parece implacable, tenemos que adaptarnos».
Propuestas evangelizadoras
La primera mañana de este 25 Congreso Católicos y Vida Pública concluyó con una mesa redonda moderada por María Solano, directora de la revista Hacer Familia, en torno a los Congresos Católicos y Vida Pública desarrollados en el ámbito internacional y otras propuestas evangelizadoras en el ámbito cultural.
Una de las participantes fue Liza M. Riesta Carrión, adjunta ejecutiva del Presidente de la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico.
En su caso, destacó la importancia de formar a los jóvenes en liderazgo político, a lo que han dedicado multitud de iniciativas emanadas de los congresos organizados en su universidad.
Por su parte, el director general de la Fundación Irarrazaval, Anibal Vial, se remontó a los orígenes del primer Congreso Católicos y Vida Pública celebrado en 2003, ofreciendo una panorámica que concluyó en el último de los celebrados en la Universidad Santo Tomás (Iquique y Temuco) los pasados 6 y 8 de junio, dedicándose íntegramente a la figura del cardenal Joseph Ratzinger y posterior Papa Benedicto.
Esther Gómez de Pedro, Directora Nacional de Formación e Identidad de la Universidad Santo Tomás de Chile, se detuvo en algunas propuestas de probado éxito a lo largo de los múltiples congresos organizados en su universidad. Entre ellas, mencionó:
Un análisis detallado de cuál es nuestra voz como católicos,
A la hora de buscar testimonios y personalidades, encontrar el equilibrio entre el renombre y la coherencia de vida, especialmente de cara a los jóvenes. A veces los atraemos con una personalidad que es mediática, es bueno aprovecharlo siempre que pueda entregar un buen testimonio.
Evangelizar desde la misericordia y la adaptación: Gómez de Pedro destacó también cómo, por la amplitud de su país, han enfocado buena parte de la evangelización a raíz de sus congresos desde problemas endémicos del norte, como la inmigración, o el sur, con el conflicto mapuche, adaptando las propuestas a cada necesidad.
Alianzas con sectores estratégicos: Mencionó el ejemplo de Voces Católicas (Catholic Voices) a la hora de entregar y difundir «mensajes fundamentales y formar a la gente». «Ellos son expertos, dejémonos ayudar por ellos pidiendo que nos asesoren y ayuden moderando las mesas».
De izquierda a derecha, Anibal Vial, María Solano, Liza M. Riesta Carrión, Esther Gómez de Pedro y Alejandro Chafuen.
En el caso de Alejandro Chafuen, Director y CEO del Acton Institute, recogió multitud de datos y concreciones necesarias a la hora de llevar a cabo proyectos evangelizadores en el ámbito académico, político y cultural. Muchas de ellas se referían al ámbito estadounidense, pero con derivadas fácilmente extraíbles para lo internacional. Entre ellas:
La clave para estos congresos es calidad, continuidad, consistencia y buenos principios.
Los católicos hoy se guían más por su adscripción política que por las indicaciones sociales de la Iglesia: según los estudio que maneja Chafuen, el 65% de los católicos republicanos que se acercan a las organizaciones en que participa creen que el aborto tendría que ser ilegal, mientras que el 77% de los católicos demócratas piensan que tiene que ser legal. En esta situación tan diversa, lo que tenesmo que hacer es ocupar posiciones de liderazgo en organizaciones que vayan más allá del mundo católico.
También hablando de Estados Unidos, menciona un dato concluyente: «A más conservador es un seminario o universidad, menos problemas tienen en atraer jóvenes, aunque la mayoría de jóvenes en general está sumida en el relativismo».
Pararse para llevar las conclusiones a la acción: destacó que, por su experiencia, hay mucho capital humano que es derrochado por no tener tiempo para planear y estudiar cómo llevar la teoría de los congresos la acción y vida práctica.
PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
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