26/11/2024

La puerta estrecha

Una cosa que he aprendido es que el evangelio no solo hay que leerlo en su contexto, también es necesario leerlo globalmente, es decir, teniendo en cuenta todo lo que dice el Evangelio, no sólo un versículo en concreto. Por ejemplo hoy: «esforzaros por entrar por la puerta estrecha», nos puede hacer pensar en que el Señor pone la Salvación difícil. Hay puertas anchas, como las de los grandes almacenes, y puertas estrechas y es más difícil entrar por una puerta estrecha que por una ancha. El contexto lo da la pregunta «¿Serán mucho los que se salven?». Claro si la puerta es estrecha, no caben todos a la vez. En los almacenes, cuando abren para las rebajas entra mucha gente y aún así hay tortas para entrar, si encima la puerta del cielo es estrecha, además de tortas para entrar puede haber hasta muertos y encima entrarán muy pocos.

Si leemos el Evangelio en su totalidad nos damos cuenta de que la intención del Señor no es ponernos la salvación difícil. Al contrario, nos damos cuenta de que nos lo pone de lo más fácil, por que la salvación es…¡Gratuita!. El tema está en que no es barata. Es como la sanidad pública, que es gratis, pero no barata.

¿Qué podrá querer decir lo de la «puerta estrecha» si hasta las prostitutas y los publicanos y todo tipo de gente, de oriente y occidente, del norte y del sur vendrán como si fuesen a las rebajas?

A mí se me viene a la cabeza lo de hacerse como niños, cosa nada fácil para un adulto. La dificultad, nos hace ver el Señor, no está en que El nos ponga obstáculos, al contrario, no es que haya allanado el Camino, es que El es el Camino. La dificultad está en nosotros. Aceptar que tengo que ser como un niño, es decir que no tengo que hacer nada, que no va a ser fruto de mi esfuerzo, de acumulación de méritos, de superar pruebas si no de dejarme amar, guiar, saber obedecer, confiar, abandonarme, dejarme hacer.

Esto eslo difícil para muchos, especialmente los fariseos