Hace poco más de dos semanas, la joven tiktoker Paulisls incendió las redes sociales al relatar el «infierno» que estaba suponiendo el divorcio de sus padres.
«Soy una pobre nómada. Me voy a casa de dos personas que me han condenado de por vida a estar maleta arriba maleta abajo. Por favor, futuras parejas que me están viendo a punto de contraer matrimonio, [si no estáis seguros] no pasa nada si decís que no, pero luego no tengáis hijos porque esto es lo que vais a provocar».
El caso que lamenta la joven ya es «lo normal» en España. Según el diagnóstico emitido por la OCDE en 2022, el 47% de los niños en España son hijos de padres no casados o divorciados. El dato, triplicado en diez años, supone que los niños que se crían hoy en una familia desestructurada o sin un vínculo legal son los mismos que los que tienen padres unidos. En 2015, con cifras más reducidas de rupturas matrimoniales, unos 50.000 menores pasaban a ser hijos de padres separados cada año.
Pese a las devastadoras consecuencias del divorcio, sigue siendo un tema que muy pocos se atreven a denunciar. Por eso sorprende como en las últimas semanas la cadena de supermercados Esselunga se ha convertido en portada del diario La Repubblica -entre los tres con más tirada en Italia- a raíz de su último spot con un claro apoyo a la familia. Tras una fuerte polémica con semanas de duración, la misma presidenta Giorgia Meloni se posicionó públicamente a favor del spot a finales de septiembre al calificarlo de «hermoso y conmovedor».
En ReL analizamos extensamente la polémica y contenido del spot.
Para el obispo de la diócesis de Orihuela-Alicante, José Ignacio Munilla, el caso de Esselunga se trataría de un ejemplo de cómo, a falta de políticas públicas, las alianzas entre empresas y familias son hoy una oportunidad real para apoyar el matrimonio y combatir la crisis de la familia.
Precisamente esta fue la propuesta que dirigió a los empresarios el pasado 17 de noviembre en el Plantío Golf Resort, al pronunciar una ponencia como invitado al encuentro con empresarios en el marco del Cámara Bussines Club.
En palabras del obispo, el divorcio no solo es «el mayor generador de pobreza en España». También tiene importantes repercusiones en la educación, en la propia estabilidad social e incluso en la seguridad pública.
Por ello dirigió su ponencia a proponer a los empresarios allí reunidos la puesta en marcha de convenios y alianzas entre empresas y los Centros de Orientación Familiar para poder ofrecer su asistencia a los empleados que precisen de ayuda en sus matrimonios.
La propuesta fue dirigida a que las empresas puedan ofrecer «el servicio de conciliación familiar y de tratamiento de las heridas en la familia» de los cuatro COF de la diócesis de Orihuela-Alicante (Elche, Alicante Torrevieja y Benidorm).
«Que sus problemas familiares tengan un lugar en el que ser escuchados, atenidos y afrontados y que vosotros colaboréis con el sostenimiento del COF para que podamos tener más profesionales y capacidad de afrontar esa gran necesidad y esa gran herida», pidió el obispo.
El de los supermercados Esselunga no es el único ejemplo. El obispo también mostró otros claramente favorables a la reconciliación familiar, como este de Coca Cola de hace algunos años.
O el más reciente de Banco Sabadell, que termina por «subrayar el valor moral» de cómo «los grandes valores de esta vida o son indefinidos o acaban generando una amarga decepción».
Mostró, por último, el de turrones Suchard, con tan solo dos frases de guión pero con un claro reflejo de «la apuesta por la familia como el centro de los esfuerzos y desvelos».
Munilla ofreció hasta el formato de los convenios, planteando un documento que incluyese una «declaración de intenciones y del valor de la familia» así como «un compromiso de alianza entre la empresa y la familia», pudiendo adaptar convenios ad hoc personalizados de colaboración entre cada empresa y los Centros de Orientación Familiar para ofrecer sus servicios a los empleados.
Entre otras propuestas concretas, el obispo también sugirió hasta la creación de un «sello de compromiso» por la familia.
«Nos enorgullecemos de que la empresa se comprometa con la apuesta ecológica, pero en una sana jerarquía de valores, ¿no es prioritaria la familia? Si es grave el cambio climático, ¿no será infinitamente más grave la desestructuración de la familia? ¿No nos jugamos con ello algo más determinante para el futuro de la sociedad?», planteó.
Munilla propuso la idea, el formato para llevarla a cabo, el sello de compromiso institucional… y hasta el lugar donde llevarlo a cabo al menos de forma simbólica e inicial. Concretamente propuso la próxima feria diocesana que se celebrará entre el 19 y el 21 de enero bajo el nombre de Lux Mundi, que contará con una importante presencia de empresas y familias.
Las raíces de la crisis en un momento «especialmente grave» en España
Munilla enmarcó su propuesta en lo que definió como «un momento especialmente grave de la vida de España», acentuado «en las últimas semanas». Como obispo, destacó su «deber» de subrayar que dicha crisis «no es meramente política», sino que encuentra sus raíces «en la secularización, el ataque a la familia» o «el olvido de Dios» y afecta a todos los ámbitos.
En el caso de la educación, denunció la ausencia de informes oficiales que muestren la relación «obvia» entre el índice de fracaso escolar y el divorcio como si muestran cada vez más entidades académicas y universitarias: la última en hacerlo, la Universidad de Valladolid, concluyó que existe una asociación negativa entre el divorcio de los padres y la probabilidad de los hijos de obtener un título universitario.
Munilla también sacó a la luz otros aspectos de los que protegen las familias unidas como es el ámbito económico y de bienestar social y no dudó en afirmar que «el mayor generador de pobreza es el divorcio«. Se refirió igualmente a la familia como «el mejor ministerio de interior», afirmando que el 80% de la población reclusa suelen ser hijos de familias desestructuradas.
«Tiene que ser la iniciativa social la que aborde esta cuestión. Se nos están pasando muchas generaciones. Deberían ser las administraciones públicas las que impulsen esos Centros de Orientación Familiar, pero no vamos a estar esperando a que ocurra. Lo vamos a hacer entre todos, y además así lo haremos con más libertad«, animó el obispo.
PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
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