04/03/2025

Perder para ganar

Hoy Jesús nos habla del desprendimiento, pero no como una pérdida, sino como una ganancia mucho mayor. Pedro le recuerda a Jesús que él y los demás discípulos lo han dejado todo para seguirlo, como si en el fondo esperara alguna confirmación de que ha valido la pena. Y Jesús le responde con una promesa increíble: quien deja algo por Él y por el Evangelio recibirá mucho más, aunque con dificultades. Es decir, que seguir a Jesús no es un camino fácil, pero sí uno lleno de bendiciones.

En nuestra vida, a veces nos cuesta dar el paso de confiar en Dios porque sentimos que estamos renunciando a cosas importantes: seguridad, estabilidad, relaciones, planes. Como cuando alguien elige ser honesto en su trabajo y eso le cuesta una promoción, o cuando alguien decide perdonar en lugar de guardar rencor, aunque parezca que el otro “se sale con la suya”. O cuando un padre o una madre sacrifican tiempo, descanso y sueños personales por el bien de sus hijos. Desde fuera, puede parecer que están perdiendo, pero en realidad están ganando algo mucho más grande.

Jesús nos enseña que todo lo que entregamos por amor a Él vuelve multiplicado, aunque no siempre de la manera que esperamos. A veces lo que dejamos atrás nos da miedo, pero Dios no se deja ganar en generosidad. Nos da nuevas oportunidades, personas que nos apoyan, una paz interior que no se compra con nada. Y sí, también vienen dificultades, porque el Evangelio es un camino contracorriente, pero vale la pena. Al final, Jesús nos recuerda que en su Reino las reglas son distintas: los primeros serán últimos y los últimos serán primeros. Nos invita a confiar en que su lógica no es la del mundo y que quien se entrega con amor nunca queda con las manos vacías.