Hemeroteca Laus DEo04/08/2020 @ 13:00
Humildemente los saludo,
¡fieles amigos celestiales de mis hijos!
Les doy gracias de todo corazón
por todo el amor y la bondad que les muestran.
En algún día futuro lo haré,
con un agradecimiento más digno
del que ahora se puede dar,
ante la corte celestial entera
reconociendo mi deuda
para con su guía y protector.
Sigan velando sobre ellos.
Provean todas sus necesidades de cuerpo y alma.
Oren, del mismo modo, por mí,
por mi esposo y mi familia entera,
para que sea todo el día
un regocijo en su bendita compañía.
Amén.
More Stories
La Escuela Católica: Educar para la Salvación de las Almas
EL CALVARIO Y LA MISA, por MONSEÑOR FULTON SHEEN
3 rasgos de San José que los sacerdotes y seminaristas necesitan imitar para ser fieles a su llamada