Detrás de la performance de la Última Cena que tanto nos ha dolido a los creyentes hay algo más. Aparece toda una filosofía, un modo de entender la vida para este cambio de época en el que nos encontramos que se basa en que hay que deconstruirlo absolutamente todo.
La revolución francesa comenzó hace más de 150 años algo que hoy seguimos viendo: el intento de construir la civilización sin Dios.
En Alemania la filosofía de Nietzsche, preparada previamente por Descartes y Kant, le dijo a la gente: “Dios a ha muerto”. En la URSS el comunismo hizo un juicio a Dios en el que pusieron una Biblia en la silla de acusados de un tribunal, un juez condenó a Dios a morir, unos soldados salieron a la calle y se pusieron a fusilar el cielo.
Francia, Alemania o la URSS. Todo es lo mismo. Construir el mundo sin Dios. Pero claro, si se quita a Dios se endiosa cualquier cosa. El nuevo “dios” es el hombre y su voluntad de poderlo todo por su fuerza. Aquí prometen construir el paraíso, un cielo terrenal. ¿Os suena de algo esto? Fijaros por ejemplo en como funcionan muchos discursos políticos.
Hay consecuencias. Como cada uno de nosotros es “dios”, todo vale. El bienestar de cada uno es sagrado, de ello mana que se ensalce como buena la cultura de la muerte: aborto, eutanasia. De ello mana también la teoría de género: yo soy lo que quiera, por encima de la naturaleza.
Pero para ensalzar a este nuevo dios-hombre hay que hacer todo un trabajo de deconstrucción de la visión del hombre anterior, la cristiana. Lo que vimos ayer es parte de eso.
Uno de los acontecimientos históricos más importantes sobre el que se construyó la cultura y la civilización Cristiana es la Última Cena. De ella nace la Eucaristía y en ella Jesús manda seguir haciendo aquello en conmemoración suya. Por esta verdad han muerto miles de mártires por todo el mundo en todos los siglos.
¿Qué decía la performance de los Juegos Olímpicos? Que ya no importa Jesús, Dios. Ahora “dios” eres tú. Porque quien menos esperas es un ”dios”. En este caso una mujer rellenita, con cara amarga y triste. Cualquiera es “dios”. Y cualquiera, sin cambiar de vida, puede seguir esta nueva religión woke, ¿visteis la representación de los discípulos? Están diciendo que la vida moral y espiritual no importa ya. ¿Y visteis al tipo azul que hacía de dios Baco y estaba colocado en el lugar de la Eucaristía? Baco es el dios del placer, con esto se nos está diciendo que el alimento sagrado que da la vida en esta nueva religión es el darse placer por encima de todo.
Los cristianos decimos que en el pobre, el que sufre, ahí está Dios y por eso merece toda nuestra atención, cuidado y honra.
Pero aquí se dice que nosotros somos dios, y quien no entré por este aro merece desprecio y burla. Lo de ayer también fue esa burla a lo sagrado.
Sin Dios Padre ya no somos hermanos, solo gente caprichosa en decadencia, esclava de las pasiones, que vive destruida y destruyéndose.
Macron dijo: “This is France”. Flaco favor a un pueblo que tanto ha hecho por la fe y a quien tanto bien ha hecho la fe.
PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
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