A Hannah Neeleman, de 34 años, nunca le gustaron las etiquetas. Pero tras irse de casa a los 17 años y graduarse en la icónica Juilliard School -uno de los más prestigiosos conservatorios de danza del mundo-, Neeleman parecía cumplir todos los estándares de «mujer empoderada». Hoy está casada, es madre de ocho hijos, granjera en Utah, codirectora de las labores comerciales de la granja junto a su marido, pero también ama de casa y coronada como «reina de las esposas» en el famoso certamen de belleza estadounidense Mrs. America.
¿Qué es Hannah Neeleman? Muchos de los 10 millones de sus seguidores en Instagram y otros tantos en TikTok la contemplan como el perfecto icono del movimiento tradwife -esposas que asumen un modo de vida tradicional y al margen del feminismo-. Otros simplemente siguen con interés el día a día de una mujer con dedicaciones que parecen contradictorias entre ellas y que, desde luego, son a día de hoy contraculturales: ordeña vacas, sus hijos son educados en la misma casa en la que ha dado a luz a seis de sus ocho hijos sin epidural y los amamanta en pleno concurso de belleza.
¿Oprimida o en la misión de Dios?
Como ella misma relató a The Times este verano, «no puedes confiar en lo que dice la gente o en los títulos que te ponen. Sólo tienes que vivir tu vida».
En la misma entrevista realizada por Megan Agnew, se planteaba si Neeleman era una mujer oprimida. Su respuesta fue tajante al afirmar que sentía que estaba «haciendo lo que Dios quiere» junto a su marido. «Estamos un poco en su misión», comentó. Lo cierto es que el artículo de The Times transmitía, aunque fuese sutilmente, cierta imagen de opresión o sumisión por parte de Neeleman, lo que ella desmintió días después a través de sus redes.
Hannah Neeleman, en Ballerina farm.
«Somos co-padres, co-CEO, co-cambiadores de pañales, limpiadores de cocina y tomadores de decisiones. Somos uno. El día más importante de mi vida fue cuando Daniel y yo nos casamos hace 13 años. Le quiero hoy más que hace 13 años», enfatizó.
¿Tradwife, feminista o empoderada?
Criada como la octava de nueve hijos de una familia mormona en Springville, desde niña mostró grandes dotes como bailarina. Su marido Daniel, con el que se casó hace 13 años, también creció en una familia mormona de nueve hijos en Connecticut y su padre era propietario de varias aerolíneas, JetBlue entre ellas. Él tenía 23 años cuando la conoció y no tardó en saber que se casaría con ella.
Dicho y hecho. El compromiso de bodas llegó poco después de que comenzasen a salir, también la boda, y tres meses después, ella quedó embarazada. Hablando de títulos, fue la primera estudiante de la Juilliard que estaba embarazada en la historia moderna.
Preguntada por el fenómeno «tradwife«, admite que no se identifica con esta postura. «Somos tradicionales en el sentido de que somos un hombre y una mujer, tenemos hijos, pero siento que estamos allanando muchos caminos que no se habían recorrido antes». Lo cierto es que la suya es una situación paradójica y como recoge el The Times, su propia presencia en redes sociales le supone una remuneración y trabajo mostrando la vida de una mujer en el hogar, aunque también regente su granja.
«Por eso no sé si me identifico con la etiqueta de mujer tradicional«, enfatiza.
De una etiqueta a otra, aunque no le gustan, hay quien se podría referir a ella como «empoderada«, pues su mismo marido afirma que no actúa como el «jefe de familia» en la administración de la granja, sino que ambos son «codirectores ejecutivos». ¿Y feminista? Ella lo pone en duda: «Ya ni si quiera sé qué significa el feminismo. Intento con todas mis fuerzas ser neutra y ser yo misma, pero la gente le pone una etiqueta a todo. Esta es nuestra vida normal».
Una familia «de toda la vida»
Entre otros «puntos fuertes» con los que se caracteriza a la familia tradicional redes sociales se encuentra la educación en el hogar o homeschooling, lo que también se da en su familia con un programa de estudios mormón-cristiano que sus hijos realizan en el granero.
Tampoco tienen televisión en casa, si los niños ven algún vídeo es «La casa de la pradera» según una de las pequeñas. No hay iPads y tampoco móviles. Según George, su hijo de ocho años, «a veces vamos con nuestros primos y jugamos con un teléfono y entonces nos enganchamos». Entre otros hábitos cercanos a esas «familias tradicionales» que admiten ser, cocinan todo en casa y nada es preparado y ella prefiere tener a sus hijos en casa y sin analgesia.
La familia, casi al completo en su casa, la `Ballerina farm´.
La familia numerosa entendida como los tres hijos se les queda corta a Daniel y Hannah Neeleman. Actualmente tienen ocho, pero el minibús de la familia -no caben en la icónica Mercedes Vito- tiene 15 plazas que «algún día» podrían ver ocupadas, aunque la joven madre empieza a verse «vieja y agotada». «Ya veremos», afirma.
«La maternidad es lo más empoderante que he vivido»
Por su peculiar condición, la familia y concretamente Hannah es el epicentro de un caluroso debate en redes sociales sobre qué es y qué no es. Ella simplemente hace suyas las palabras de su marido acerca de que «no puedes confiar en lo que dice la gente o en los títulos que te ponen. Solo tienes que vivir tu vida y excluir eso. Escucho cosas. No es divertido… [pero] por alguna razón, soy un poco indiferente a eso».
Hablando de títulos, Neeleman si puede afirmar haber sido honrada por su papel de casada. Fue el pasado 2023, cuando ganó el certamen de belleza Mrs. America 2023, creado para elevar el papel de las mujeres casadas.
En el certamen, el jurado le preguntó cuándo se había sentido empoderada y su respuesta fue reveladora: «Cada vez que he traído al mundo estas almas sagradas, cada vez que he tenido en mis brazos a mis bebés recién nacidos. El sentimiento de la maternidad y de traerlos al mundo es el sentimiento más empoderante que he vivido nunca».
Neeleman, con su recién nacido, en pleno certamen de belleza.
Una imagen que quedará para la historia al respecto fue cuando, en pleno certamen, la belleza tuvo que hacerse cargo de su hijo hambriento, lo que los medios no dudaron en inmortalizar como el gesto que confirmaba la respuesta de Neeleman.
Ni hijos «planificados», ni aborto: «Es cuestión de oración»
Lo cierto es que la familia al conjunto es un testimonio de esa sacralidad y amor por la vida humana y los hijos, lo que ella reafirmó en The Times cuando le preguntaron si planificaba los embarazos.
«Para mí es más bien una cuestión de oración. Pienso: Dios, ¿es hora de traer otro niño a la tierra? Es definitivamente una cuestión de oración. Pero por alguna razón, es exactamente después de nueve meses [cuando está preparada para el siguiente embarazo]. Vemos la alegría de tener hijos y la santidad de la vida. Probablemente, esa es la razón por la que la iglesia te dice `no tengas relaciones, cásate´, porque podrías tener un hijo del que te arrepientas y abortar, y eso no es bueno«, detalla el matrimonio de mormones.
PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
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