29/03/2024

REZAR CON UN SALMO…

Hemeroteca Laus DEo20/12/2021 @ 00:50


Salmo 69


               «Sálvame, ¡oh Dios! porque las aguas han entrado hasta el alma.

               Húndeme en profundo cieno, donde no puedo hacer pie; me sumerjo en aguas profundas, y me arrastra la corriente. Cansado estoy de clamar, se abrasa mi garganta y desfallecen mis ojos en espera de mi Dios. Son más que los cabellos de mi cabeza los que sin causa me aborrecen; más fuertes que mis huesos los que injustamente me combaten, y tengo que pagar lo que nunca robé. Tú, ¡oh Dios! conoces mi estulticia y no se te ocultan mis pecados.

                No sean confundidos por mi causa los que en ti esperan, ¡oh Señor Yahvé de los ejércitos! No sean por mí contundidos los que a ti te buscan, ¡oh Dios de Israel! Pues por ti sufro afrentas y cubre mi rostro la vergüenza. He venido a ser extraño para mis hermanos, y extranjero para los hijos de mi madre. Porque me consume el celo de tu casa; los denuestos de los que te vituperan caen sobre mí.

               Cuando lloro y ayuno, toman pretexto para insultarme. Por vestido me cubro de saco, y he venido a ser fábula para ellos. Cuchichean contra mí los que se sientan en las puertas; soy la cantilena de los bebedores de licores. Yo por eso oro a ti, ¡oh Yahvé! en tiempo oportuno, ¡oh Dios! Por tu inmensa piedad, escúchame, por la verdad de tu salvación.

                Sácame del lodo para que no me sumerja, y sea librado de los que me aborrecen y de lo profundo de las aguas. No me anegue el ímpetu de las aguas, no me trague la hondura, no cierre el pozo su boca sobre mí. Óyeme, Yahvé, que es benigna tu piedad; mírame según la muchedumbre de tus misericordias.’

               No escondas de tu siervo tu rostro, porque estoy en angustia: apresúrate a oírme. Acércate a mi alma y redímela; líbrame por causa de mis enemigos. Tú conoces el oprobio, el vituperio, la afrenta que se me hace; todos mis opresores los tienes a tu vista. El oprobio me destroza el corazón y desfallezco; esperé que alguien se compadeciese, y no hubo nadie; alguien que me consolase, y no lo hallé.

               Diéronme a comer veneno, y en mi sed me dieron a beber vinagre. Sea para ellos su mesa lazo, y tropiezo para sus amigos.

              Oscurézcanse sus ojos y no vean, y que sus lomos vacilen siempre, derrama sobre ellos tu ira; alcáncelos el furor de tu cólera; asoladas sean sus moradas, y no haya quien habite sus tiendas.

               Porque persiguieron al que tú habías herido y acrecentaron el dolor del que tú llagaste. Añade esta iniquidad a sus iniquidades, y no tengan parte en tu justicia. Que sean borrados del libro de la vida y no sean inscritos con los justos.

               En verdad que estoy afligido y dolorido; sosténgame, ¡oh Dios! tu ayuda, y cantaré cánticos al Nombre de Dios y le ensalzaré con alabanzas. Más gratas a Dios que un becerro, más que un toro de cuernos y uñas. Lo verán los afligidos y se alegrarán, y que viva vuestro corazón, los que buscáis a Dios.

               Porque oye Yahvé a los indigentes y no desdeña a sus cautivos. Alábenle los cielos y la tierra, los mares y cuanto en ellos se mueve, pues salvará Dios a Sión y reedificará las ciudades de Judá, y habitarán allí y la poseerán.»



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