Hemeroteca Laus DEo20/08/2022 @ 01:51
San Bernardo (Bernardo Fontaine) nace aproximadamente en 1090 en el Castillo de Fontaine-lès-Dijon, (Borgoña). Hijo de un Caballero que formaba parte del círculo del Duque de Borgoña, Bernardo nació perteneciendo al estamento nobiliario, al igual que su progenitor, aunque no a sus rangos más altos.
Era el tercer hijo de los siete que tuvo el matrimonio. Ambos padres, aunque se cuenta que especialmente su madre, pronto advirtieron las extraordinarias cualidades intelectuales de su hijo y, por ese motivo, decidieron eximirlo de continuar la tradición familiar del oficio de las armas y hacer que se encaminara hacia una vida de estudio. Por ello, ingresó en la escuela de canónigos regulares de Châtillon-sur-Seine.
En el año 1112 o 1113 ingresaría formalmente en la Orden del Císter, fundada bajo la Regla de San Benito, acompañado de varios de sus hermanos y otras personas que siguen su fervoroso ejemplo.
Tan sólo dos años después de su ingreso en la Orden, en 1115, se fundan dos monasterios bajo los auspicios del Císter. Su fuerte personalidad llevó al Abad Esteban a encargarle la fundación del Monasterio de Claraval (Clairvaux).
A partir del año 1119, el Císter inicia su expansión por Francia y otras áreas del continente europeo. A lo largo de su vida veremos como Bernardo combina armónicamente su faceta mística y la participación en la vida pública de la Iglesia, pues, pese a su deseo de llevar una vida de retiro espiritual, constantemente será reclamado como mediador, y su consejo se tornará imprescindible gracias a su sólida y esmerada formación teológica, además de ser el Predicador principal de la Segunda Cruzada.
Uno de sus monjes, llegaría a ser Papa y reinó con el el nombre de Honorio III. Aprovechando su amistad con San Bernardo, le solicitó al Santo que escribiese un tratado con las obligaciones de los Papas; el Santo Abad escribió varios libros al respecto llamados «De consideratione», obra que fue consultada con posterioridad por muchos Pontífices.
Murió en su Abadía el 20 de Agosto de 1153, cuando contaba 63 años de edad. Fue canonizado en 1174 por el Papa Alejandro III y proclamado Doctor de la Iglesia por Pío VIII en 1830. Se le llamó el Doctor Melífluo por la dulzura con que llenaba los corazones con sus prédicas.
El amor que San Bernardo sentía por María Nuestra Señora quedó plasmado en aquellos versos que ya forman parte de la Piedad Tradicional «oh Clemente, oh Piadosa, oh Dulce Virgen María…» además de componer el conocido «Memorare», la súplica de los Esclavos de María.
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