23/01/2025

San Ildefonso: la calidad de los frutos.

San Ildefonso es conocido por su firme defensa de la doctrina cristiana, especialmente en lo que respecta a la virginidad de María y la naturaleza de Cristo. Su valentía para confrontar las herejías de su tiempo resuena en la actualidad, donde los creyentes estamos llamados a defender nuestra fe frente a diversas corrientes ideológicas y culturales que pueden desafiar los principios del cristianismo. La enseñanza de San Ildefonso invita a los fieles a profundizar en su conocimiento de la fe y a estar preparados para dar razón de su esperanza (1 Pedro 3, 15).

La liturgia de la palabra nos ofrece el  evangelio de Lucas 6, 43-49, que aborda la importancia de los frutos que produce una vida fundamentada en la fe y en la obediencia a la palabra de Dios. En este contexto, se puede reflexionar sobre varios aspectos significativos.

La calidad de los frutos
El Evangelio nos enseña que «no hay árbol bueno que dé fruto malo, ni árbol malo que dé fruto bueno» (Lucas 6, 43). Este principio se aplica a la vida de San Ildefonso, quien, a través de su dedicación y amor por la verdad, produjo frutos abundantes en su ministerio. Su vida es un testimonio de cómo una fe auténtica se traduce en acciones concretas que benefician a la comunidad y glorifican a Dios. La invitación es a examinar los frutos de la propia vida y a asegurarse de que estos reflejen la bondad y la verdad del Evangelio.

La construcción sobre la roca
El pasaje también menciona la importancia de construir sobre una base sólida: «El que escucha mis palabras y las pone en práctica es como un hombre que construyó su casa sobre la roca» (Lucas 6, 48). San Ildefonso, al igual que el hombre sabio de la parábola, edificó su vida y su ministerio sobre la roca de la fe en Cristo. Esto resalta la necesidad de una vida de oración y de estudio de las Escrituras, elementos que fortalecen la fe y permiten a los creyentes enfrentar las adversidades con firmeza.

La llamada a la acción
Finalmente, el llamado a no solo escuchar, sino a actuar según la palabra de Dios, es un mensaje central en este pasaje. San Ildefonso no solo fue un defensor de la fe en su enseñanza, sino que también vivió su fe de manera activa, sirviendo a los demás y promoviendo la caridad. Este aspecto invita a todos los fieles a ser agentes de cambio en sus comunidades, llevando el amor de Cristo a aquellos que los rodean.