El 4 de septiembre de 2016, la Madre Teresa de Calcuta, fundadora de las Misioneras de la Caridad, fue canonizada en la plaza de San Pedro del Vaticano, estableciéndose su festividad litúrgica el 5 de septiembre. La que llamaron en vida «la santa de los pobres» es desde entonces un modelo de vida a seguir por los católicos de todo el mundo.
Aunque se han publicado muchas semblanzas de esta mujer tan extraordinaria, hay una serie de anécdotas que reflejan muy bien quién era realmente esta pequeña mujer de gran corazón. En la abundante y diversa bibliografía sobre la Teresa de Calcuta (1910-1997) hay una obra de gran valor de Fernando López de Rego, Teresa de Calcuta. La persona (Freshbook) que, sin pretensión hagiográfica alguna, permite que la elocuencia intrínseca de los dichos y acciones de Agnes Gonxha Bojaxhiu proclame su santidad.
Deja al lector un retrato muy verosímil de su protagonista, «la Teresa persona», objeto de búsqueda que confiesa el autor: «Una persona que dejó en vida una huella muy fuera de lo corriente y que provocó unas ondas de tal magnitud que, tras su muerte, siguen expandiéndose por prácticamente todos los países del mundo».
El libro de Fernando López de Rego aporta, además de su visión general de la Madre Teresa, nueve testimonios específicos sobre ella con algún dato inédito.
Además, López de Rego (abogado experto en derecho europeo y conocedor y enamorado de la India) ha entrevistado, para conocerla mejor, a nueve personas con mucho que decir sobre ella, y cuyos testimonios son una aportación sustanciosa de este volumen: Henry D´Souza, arzobispo emérito de Calcuta; Sunita Kumar, su amiga y portavoz hindú; Alfred Woodward, el cardiólogo que certificó su muerte, quien durante años se ha resistido a hablar de Madre Teresa; Anges Maity, su primera niña de las chabolas; un hermano misionero de la Caridad en Calcuta; Sajeda Khatoon, su vecina musulmana; Sor Gertrude, la segunda que la siguió; Lakshmi, Mongol, Jacob Das, Anil, Kalloo y Philip, sus huerfanitos; y Sor María Ruah, una doctora europea en la leprosería de Shantinagar y única de este elenco que no la conoció personalmente.
En las páginas de Teresa de Calcuta. La persona pueden espigarse multitud de anécdotas que protagonizó, en ocasiones más útiles que mil discursos para dibujar un carácter o la naturaleza de una misión.
He aquí diez de ellas.
1. La alegría de dar
En cierta ocasión, Madre Teresa supo de una familia hindú con ocho hijos que no tenía nada para comer. Cogió un poco de arroz y se lo llevó; los ojos de los niños brillaban de hambre. Su madre cogió el arroz, lo dividió y salió a la calle con la mitad del recibido. Cuando regresó y Madre Teresa le preguntó qué había hecho, contestó simplemente: «Ellos también tienen hambre». «Ellos» era una familia musulmana vecina. Madre Teresa comentó luego: «Aquella noche no les di más arroz, pues quería que ellos también pudiesen disfrutar de la alegría de dar«.
2. La caridad, por encima del Papa
El 29 de noviembre de 1964, Madre Teresa estaba invitada a la ceremonia de apertura del XXXVIII Congreso Eucarístico Internacional, presidida por Pablo VI en Bombay. Pero de camino al acto, vio a dos moribundos junto a un árbol, marido y mujer. Se detuvo con ellos hasta que él murió en sus brazos. Entonces la religiosa cargó en hombros a la esposa y la llevó a un centro de su congregación. Para entonces, la ceremonia ya había concluido…
3. Un premio mayor que un millón de dólares
Cuando un periodista norteamericano la vio atendiendo a un enfermo con heridas hediondas, le dijo que él no haría eso ni por un millón de dólares. «Por un millón de dólares tampoco lo haría yo«, respondió Madre Teresa.
4. A los del «rollo social»
A las misioneras de la Caridad, algunos tenían el cuajo de reprocharles la atención prestada a los más necesitados, alegando que eso les mantenía en la miseria. Y alegaban la manida comparación de qué es mejor, si regalar un pez o una caña de pescar.
La beata albanesa tenía clara la respuesta: «Lo que dicen ustedes me parece perfecto, pero los pobres con los que nosotros trabajamos están tan débiles que no tienen fuerza ni siquiera para sostener la caña entre sus manos. Si les parece, nosotras les alimentamos para que adquieran esa fuerza y luego ustedes les enseñan a manejar la caña».
Tráiler de ‘Amanece en Calcuta’ de José María Zavala (2021).
5. Planchazo a un funcionario hostil
Un día la Madre Teresa acudió a solicitar una ayuda al edificio principal de la administración del estado de Bengala Occidental en Calcuta. El funcionario reaccionó de una manera muy hostil y humillante a la solicitud. Pero más tarde, el superior jerárquico de ese funcionario estudió la solicitud y decidió acogerla.
Cuando ella fue a recibir la suma concedida, el funcionario displicente le espetó: «Este dinero es para usted». A lo que ella respondió inmediatamente: «No, este dinero es para los pobres. Para mí era su comportamiento del otro día«.
6. «Sin María no hay Jesús»
Estando en Holanda, un protestante que la visitó junto con su esposa le comentó que, en su opinión, los católicos le daban excesiva importancia a María. «Sin María no hay Jesús«, replicó ella muy en su línea, breve y de lógica elemental. Debió hacer pensar a su interlocutor, porque días después recibió una hermosa postal suya con el siguiente texto: «Sin María no hay Jesús».
7. Pasajera de lujo
En sus viajes por la India, llevaba consigo una gran imagen de la Virgen de Fátima, casi de tamaño natural, que le habían regalado. Una vez la colocó en el tren en el asiento contiguo, y el revisor quería hacerle pagar el billete a Nuestra Señora. Madre Teresa le explicó que su pase gratuito de los Ferrocarriles Indios era para ella y una acompañante… y que ésa era su acompañante ese día. El agente insistió: las estatuas no hablan, y por tanto no hacen compañía. «Pues yo le hablo y ella me escucha. Y a veces ella me habla y yo la escucho a ella«. El revisor se dio por vencido.
8. Objetivo Berlín
Madre Teresa había hecho el voto de seguir inmediatamente la voluntad del Señor nada más conocida, de forma que no dejaba pasar ni un minuto. Así que, cuando en septiembre de 1980 se fue al Berlín Oriental a abrir la primera casa de la orden en un país comunista, la hermana que debía quedarse sólo tenía permiso para 24 horas. Ambas empezaron a recitar su oración de intercesión preferida (el Acordaos, dirigido a la Virgen María). Cuando llevaban ocho, sonó el teléfono: le habían concedido el visado para seis meses.
Tráiler de ‘Madre Teresa. No hay amor más grande’ de David Naglieri.
9. Novenas exprés
Una mujer de acción como la Madre Teresa no hacía las novenas en nueve días, sino en uno solo, repitiendo diez veces el Acordaos. ¿Por qué diez? Daba por descontado que la petición iba a ser atendida y añadía una repetición adicional, la décima, en concepto de acción de gracias anticipada.
10. Mucho más que preconciliar
Un teólogo que visitaba a las misioneras de la Caridad consideraba sus enfoques espirituales y pastorales propios de tiempos anteriores al Concilio Vaticano II. Al despedirse de ellas, no pudo reprimir el decírselo: «Lo que están haciendo ustedes es admirable, pero teológicamente están en hace doscientos años». La respuesta de Madre Teresa fue instantánea: «Peor aún. En hace dos mil años«.
Publicado en ReL el 26 de agosto de 2016 y actualizado.
PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
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