En un mundo donde los desplazamientos para ir a misa pueden ser normalmente largos, donde la cultura dominante no es especialmente proclive a la introspección o al examen de conciencia o incluso por lo frenético del día a día, no es raro que tras la confesión surjan dudas, se recuerden faltas en las que no se había caído previamente o incluso se olvide de cumplir con la penitencia impuesta por el confesor.
]]> PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
More Stories
El régimen de Daniel Ortega mete a otros 8 sacerdotes en la cárcel; y ya son 13 en el último periodo
La joven conversa y Josué, el historiador
«Toda la fecundidad de la Iglesia y de la Santa Sede depende de la cruz de Cristo. De lo contrario, es apariencia»