Ania, niña polaca diagnosticada con una grave malformación cardíaca y alta probabilidad de síndrome de Down, superó un pronóstico fatal tras nacer gracias a un milagro. A sus padres les recomendaron realizar un aborto. Su historia, destacada por la fundación Grupa Proelio, inspira un mensaje pro-vida: ningún niño debe ser privado de oportunidades, incluso ante diagnósticos médicos adversos.
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