La falta de respuesta institucional tras los potentes terremotos que sacudieron Myanmar el pasado 28 de marzo ha dejado a miles de damnificados sin acceso a asistencia organizada. Pese a la magnitud del desastre con seísmos de 7,7 y 6,4 en la escala de Richter, la acción estatal ha sido prácticamente inexistente, en especial en las regiones más afectadas, como Sagaing, inmersa en el conflicto armado interno.
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