En palabras de su postulador: «Ernesto fue un buen marido y padre, y quiso ser un buen médico, porque sabía que el trabajo era su camino para servir a los demás, para cambiar el trozo de mundo que Dios le había encomendado».
En palabras de su postulador: «Ernesto fue un buen marido y padre, y quiso ser un buen médico, porque sabía que el trabajo era su camino para servir a los demás, para cambiar el trozo de mundo que Dios le había encomendado».
More Stories
La matraca acusadora
Deja el deporte de élite para ser canónigo regular en una abadía: «Descubrí que Dios me amaba»
El Papa recibe a los seminaristas de Burgos y pide llenar de Dios las «tierras vaciadas» de España