HolyArt (en inglés, Arte Santo) es una iniciativa singular. Vende objetos religiosos a través de internet, pero su objetivo no es puramente comercial. De puertas para fuera, hay una intención claramente evangelizadora. De puertas para dentro, se concibe la empresa como una familia y se tienen en cuenta los principios de la doctrina social de la Iglesia.
Dos amigos y el impulso de la fe
De la dimensión que ha adquirido como negocio cantan las cifras. En 2023 facturaron 15 millones de euros, un catálogo de más de 60.000 referencias y una nave de 10.000 metros cuadrados. El 65% de su facturación lo constituyen clientes particulares, y el 35% restante lo conforman parroquias, iglesias y órdenes y congregaciones religiosas.
Pero cuando empezaron, en 2007, «casi nadie creía en el proyecto«, explican a ReL: «El nicho de los artículos religiosos aún no había llegado a la venta on line y lanzar un portal en un sector como éste era, definitivamente, un riesgo».
Todo había empezado porque Gabriele Guatteri acababa de cerrar un negocio y tenía un sobrante de mercancía en almacén, artículos religiosos de difícil colocación. Así que pidió ayuda a su amigo, Stefano Zanni, sin saber que estaban creando los cimientos de Holy Art.
Una forma original de llevar siempre el Rosario: uno de los objetos que vende HolyArt.
Se adentraron en un ámbito que, a los ojos de muchos con quienes lo compartieron, no tenía grandes potencialidades comerciales. Pero, para Gabriele y Stefano, aquella aventura tenía «un valor especial»: «Definitivamente, la fe nos dio el impulso y el coraje que necesitábamos«.
No se lanzaron a lo loco: «Entendimos desde el principio que internet cambiaría el mundo«, explican al evocar sus primeros pasos, pero «el éxito que hemos tenido no es fruto del azar. Hemos estudiado, hemos observado lo que sucedía en el extranjero, hemos leído muchos libros. ¡Claro que al comienzo era una gran apuesta! Pero siempre estuvimos convencidos de que lograríamos grandes resultados».
La «responsabilidad» de mostrar «el rostro de Cristo»
¿Por qué? Porque se guiaron por un principio que el pasado 5 de octubre, en una misa celebrada en la sede de Holyart, recordó Giacomo Morandi, arzobispo de Reggio Emilia-Guastalla: «Que lo que sale de este almacén pueda ayudar a las personas a contemplar el rostro de Cristo«.
«Nuestra oración siempre ha sido: «Señor, intervén tanto aquí dentro que, si ves que vamos en la dirección equivocada, detennos»», confirman Guatteri y Zanni.
¿Por qué esa inquietud? «Porque, por los productos que vendemos, por dónde llegan, sentimos una gran responsabilidad«, explican. Y ponen un ejemplo: «Si en Namibia un padre quiere regalar un crucifijo a su hijo, ¿a dónde acude? ¿Quién se lo puede entregar? Damos por sentadas muchas cosas que no lo son en absoluto. Sin embargo, en un pedido on line puede esconderse una salvación«.
Y así lo entiende también su público: «Recibimos diariamente correos electrónicos y llamadas de agradecimiento de nuestros clientes. Desde el pequeño convento de montaña que, gracias a HolyArt, logra tener sin problemas y en muy poco tiempo objetos religiosos fundamentales para su cotidianidad, hasta la familia feliz porque ha podido vestir a su niña con uno de nuestros vestidos para la Primera Comunión».
HolyArt se considera, por eso mismo, algo más que una tienda on line. Son una iniciativa de apostolado que cubre un área ciertamente no menor, porque «los objetos religiosos desempeñan un papel fundamental en la evangelización: pueden ser potentes instrumentos simbólicos y didácticos que ayudan a comunicar los principios y valores de la fe».
La maestría, el esmero y la vocación son características comunes a los proveedores artesanos de HolyArt, a quienes vemos aquí en sus talleres.
Aún más, insisten, «también pueden actuar como puntos de contacto tangibles y relacionales entre la fe y el creyente. A través del uso personal de estos objetos en el culto, los fieles pueden sentir una conexión más profunda con su fe y con la comunidad religiosa a la que pertenecen».
Benedicto XVI insistía en la evangelización a través de la belleza. «La belleza de las obras, de la que habla el Evangelio, nos remite a otra belleza, verdad y bondad, que sólo en Dios tienen su perfección y su fuente última», dijo en un mensaje a las Academias Pontificias el 24 de noviembre de 2008. Y recordó «la importancia de saber leer y escrutar la belleza de las obras de arte, inspiradas por la fe y promovidas por los creyentes, para descubrir en ellas un itinerario singular que acerca a Dios y a su Palabra».
Por aquel entonces Holyart, ya creada, empezaba a consolidarse, y se identifica con esa filosofía. En lo que les concierne, la belleza de los objetos religiosos que venden no solo estética: «Su belleza reside en la capacidad de comunicar profundas verdades espirituales de manera que hablen directamente al alma».
La abundante oferta de iconos de HolyArt.
Citan como ejemplo los iconos sagrados, «que son mucho más que simples obras de arte: son ventanas a lo divino, medios a través de los cuales contemplamos el misterio de la fe cristiana».
También como empresa buscan vivir ese misterio de la fe. Si en cualquier negocio el bienestar de los trabajadores es fundamental para motivarlos y mejorar la productividad, «para una empresa como la nuestra representa además un valor añadido, ya que queremos transmitir también en el trabajo los valores y principios que caracterizan la fe católica«. Una de las ventajas que les ofrecen es una ayuda económica por hijo, «como regalo y buen deseo para la nueva vida que ha llegado al mundo». Actualmente trabajan en HolyArt en torno a sesenta empleados, la mayoría de ellos jóvenes.
«El mayor número de proveedores del mundo»
Preguntamos a Gabriele y Stefano por los intereses concretos de sus clientes: «En la mayoría de los casos, las compras se hacen para uso propio. Pienso, por ejemplo, en las miles de parroquias de todo el mundo a las que servimos y que utilizan nuestro sitio para abastecerse de hostias, vino de misa, ornamentos y muchos otros productos para la liturgia. Sin embargo, también es cierto que nuestros clientes compran nuestros productos para hacer regalos en ocasiones especiales como el bautismo, la confirmación, la comunión o la Navidad».
Que es, como cabía suponer, un periodo particularmente bueno para ellos. Los productos navideños rompen récords cada año. En particular sus belenes: «Tenemos el mayor número de proveedores del mundo: desde Angela Tripi a Fontanini, desde el clásico belén napolitano hasta los más buscados, como el de estilo nórdico».
Pese a todo, confiesan, no es fácil identificar cuál es su producto estrella. Para las parroquias, apuntan a los productos consumibles, por la reiteración de los pedidos: vino, hostias y velas. También los cálices, píxides y ornamentos suponen una facturación anual relevante.
El Buen Pastor, cincelado en cobre.
Y, sobre todo, «las imágenes de la Virgen, de Jesús y de los santos, en una gama inigualable de materiales: estatuas de mármol, de madera pintada, de piedra, para exteriores o interiores. Cualquier tipo de imagen que el cliente esté buscando, la podrá encontrar en nuestro sitio».
PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
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