Brian Siemann ha conseguido medalla de bronce en los Juegos Paralímpicos de París 2024, en la categoría masculina de silla de carreras de 400 metros. En los juegos de Tokio 2020 y los de Río de Janeiro de 2016 quedó cuarto, casi rozando la medalla en ambas citas, y sexto en Londres 2012. Ha corrido en distintas ocasiones en carreras de 5.000 metros, 1500 metros, 800 metros, 400 metros, 100 metros y el maratón.
Así, tras años de esfuerzo e insistencia, ha logrado su primera medalla paralímpica a los 34 años y está exultante.
Brian Siemann se ha criado en una familia católica de Illinois. Le gusta cocinar, los cómics y bucear. Tiene dos perros, protagonistas de su Instagram. En sus redes sociales no suele hablar de su fe, pero sí lo hace cuando le preguntan.
En 2016 explicaba en CNS que «ir a la iglesia y tener una constante, al saber que puedes acudir a Dios y confiar en su apoyo en momentos de prueba, es una presencia que calma». Detallaba que él sí ha acudido mucho a Dios en su vida, pero prefiere no hablar mucho de su fe.
Sí reflexionaba sobre el agradecimiento a Dios. «Muchas veces oyes que un atleta lo hace bien y da gracias a Dios, y eso me parece importante. Pero prefiero esos momentos más silenciosos, cuando estás sentado, reflexionando, y agradeces las oportunidades que te han dado, sin darlas por supuestas. Eso sí me parece importante».
Rezando el Rosario y con la Medalla Milagrosa
En 2021, su madre, Teresa Siemann, daba en Aciprensa algunos datos más sobre la fe de su hijo y de su familia.
La madre explica que ella sufría problemas de fertilidad, rezó a San Gerardo Mayela, patrón de las embarazadas, y nacieron sus cuatrillizos: tres chicas y Brian, el único chico. Todos los bebés estaban sanos, pero seis días después del parto, el error de un médico del hospital dejó a Brian paralizado del abdomen para abajo, para siempre.
Cuenta la madre que todos sus hijos crecieron rezando con ella el Rosario y que todos tienen devoción a la Medalla Milagrosa. Brian también tiene la medalla de San Miguel y la de San Jorge, porque su segundo nombre es George.
Explica además que ya en su época de escuela primaria católica, preguntado por el poder de la oración, respondió: «Eso es algo privado entre tú y Dios, pero yo siempre agacho la cabeza y digo mis oraciones y eso te ayudará«.
Superación y exigencia
Siempre tenía a alguna de sus hermanas mellizas en clase acompañándole y ayudándole, pero la familia no le mimaba y eran exigentes con él. «La única diferencia es que yo me movía en silla de ruedas y ellas no», dice él.
Brian Siemann con su primera silla de carreras en su escuela de secundaria, y años después; ahora es medallista paralímpico.
El entrenador de atletismo de su escuela secundaria, Joseph McLaughlin, fue quien le presentó el deporte de correr en silla de carreras, y organizó una recaudación de fondos para comprar su primera silla especial, que costaba unos 5.000 dólares. También le puso en contacto con un club de corredores en silla. Eso cambió su vida para siempre.
Luego Brian obtuvo una beca para la Universidad de Illinois, donde pudo recibir entrenamiento personalizado en carreras de sillas de ruedas. Y empezó a acudir a citas deportivas en varios países que jamás pensó que visitaría.
El ahora medallista paralímpico tiene un título en Lengua Inglesa y Educación Secundaria para niños con necesidades especiales.
En este vídeo de Tokio 2020 se ve cómo Brian quedó 4º rozando con el tercero; por fin en 2024 ha logrado su medalla olímpica.
PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
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